Cuando el Amor se convierte en un Trastorno Afectivo Compulsivo.

Hay amores adictivos, enfermizos y ciegos. Terminan por convertirse en un trastorno afectivo delirantemente tóxico. Se aferran a la pareja, la limitan y la anulan, necesitan apoyo y terapia.

28 FEB 2018 · Lectura: min.
Cuando el Amor se convierte en un Trastorno  Afectivo Compulsivo.

En las sociedades modernas y en las no tan modernas, se ha hablado mucho sobre el amor como la máxima expresión del ser humano y sería absurdo cuestionar el porqué al amor se le considera como la forma más grata, más grande y la más elevada de afectividad y felicidad.

Sin embargo, no todo en el amor es miel sobre hojuelas de maíz, ya que hay amores que matan el alma, anulan la razón, hieren sentimientos, limitan, obsesionan, cohesionan, hostigan, se encaprichan, chantajean, manipulan, se aferran, son controladores, destruyen sentimientos, hogares, personas, negocios, amistades y también rompen vínculos afectivos que no siempre se pueden reconstruir.

Hay amores enfermizamente adictivos, egoístas y ciegos, que no saben poner límites y terminan por abaratarse, por ponerse en oferta, por caer en una profunda depresión, o episodios depresivos mayores, u otros problemas que podrían llegar a ser objeto de atención clínica. Se incapacitan a sí mismos, se auto-sabotean, se limitan y se anulan, y es la misma obsesión enfermiza la que los lleva hasta la lona con todo y zapatos: "Es que tú eres mío(a) y de nadie más", "Es que no soporto que voltees a ver a otros(as)", "Es que tú debes hacer lo que yo te digo", "Es que tú sabes que sin ti, yo no valgo nada", "Es que nadie te va a querer como yo", "Es que es tu obligación estar aquí nomas para mí, que para eso te puse casa", y en el último de los casos: "Si te vas, mi vida pierde sentido y me voy a morir", o "Si te vas, ya no encontrarás quien te recoja con mis hijos", "Es que me las vas a pagar", "Es que esto no se va a quedar así"…

Hey, hey… nadie se va a morir si te vas, y a nadie le va a ir mal en la vida por rescatar sus valores o por romper con todas las normas establecidas por la sociedad y dejar a alguien que le maltrata psicológicamente y le chantajea emocionalmente. Quizá la relación pudo haber sido muy intensa y con gran pasión, pero a veces quedarse en ese tipo de relaciones destruye y lastima más, no sólo a la pareja sino también a los hijos, que nada tienen que ver y sin embargo resultan ser los principales afectados quizá por el resto de sus vidas.

Los vacíos existenciales, la orfandad emocional, la dependencia afectiva, la celotipia, el chantaje emocional, la inmadurez, los sentimientos de incapacidad, la necesidad de aceptación, o aprobación y otros factores… aportan la clara evidencia de un trastorno afectivo compulsivo y atrás de este trastorno se esconden muchos miedos: A ser abandonados, a no funcionar sin la persona amada, miedo a la soledad, miedo al qué dirán o qué pasará, miedo al silencio, al exilio, a la pérdida misma que se convierte en una constante de duelo emocional que si no es elaborado a tiempo, podría convertirse en una patología complicada y muy difícil de erradicar.

La salud emocional es tan importante como la salud física y no siempre le damos la prioridad que se merece. -Mente sana es cuerpo sano se dice-, pero hacemos todo lo contrario, pensamos primero en el cuerpo y después en la mente y alimentamos el cuerpo tres o más veces diarias y nos olvidamos de alimentar la mente que como campo energético también requiere su buena dosis de Shakti potencial diaria y continuamente. ¿Y qué decir de nuestro espíritu? A veces también éste padece de anemia espiritual y ni cuenta nos damos.

En conclusión: Hablar de los trastornos afectivos compulsivos es hablar de problemas psicológicos, aunque algunos síndromes no estén contemplados en ningún manual de psiquiatría moderna, pero que sin embargo si pueden considerarse como riesgos bio-psico-sociales muy importantes y difíciles de erradicar.

Sin embargo, las relaciones destructivas, los amores tóxicos, los apegos desenfrenados, los sistemas de creencias ancestrales, rancios y caducos, la baja autoestima, la celotipia, la co-dependencia emocional, las inseguridades, la falta de confianza, los miedos y otros factores que componen los principales cuadros clínicos, son candidatos para el sillón de la psicoterapia o para el diván del psicoanálisis, (por no decir el banquillo de los acusados) ¡Pero funciona!. Y aquí no se trata de buscar culpables, sino de encontrar las soluciones… ¡Y sí funciona!.

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Escrito por

Dora Lidia Pérez Rochín

La Psic. Dora Lidia Pérez Rochín es una de las psicólogas más profesionales que brinda la atención y orientación necesaria para poder resolver sus problemas emocionales que pueden estar afectando su vida social y familiar. Cuenta con el conocimiento y la experiencia necesaria.

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Comentarios 2
  • Shanik Mateos

    Soy así necesitó ayuda

  • hortencia rivera

    Eso me pasa a mi y necesito salir de esto.

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