La terapia sistémica en las relaciones familiares

Las relaciones familiares podrían clasificarse como vínculos afectivos que ayudan a sanar viejas heridas emocionales o generarlas. ¿Cómo participas dentro de tu sistema familiar? ¿Lo sabes?

14 MAY 2021 · Lectura: min.
La terapia sistémica en las relaciones familiares

La familia como sistema, está considerada como una institución, y como toda empresa, debe estar constituida por medio de convenios de colaboración, acuerdos, normas, reglas y roles etc. para que funcione óptimamente.

¿Pero de qué sirve poner reglas si ningún miembro de la familia las respeta?

Aquí la cultura tiene mucho que ver, las demandas sociales del entorno y las prisas con que todos vivimos, olvidándonos de los valores y principios más elementales como el respeto, la educación, la consideración, la civilidad y las buenas maneras.

¿Te has puesto a observar de qué forma acostumbras interactuar con las personas más cercanas a tu vida que generalmente son tu familia, tu pareja y tus hijos?

Quizá te gustaría saber cómo contribuyes a dar forma a eso que se llama Estructura Familiar y darte cuenta de qué manera influyen tus conductas en los demás, sean adecuadas o no, sean conscientes o inconscientes, sin importar la edad que tengas, ni a qué te dediques, ni tu grado de estudios, ni la intencionalidad de tus actos, ni nada.

¿Cómo es tu coparticipación dentro de tu hogar?

¿Te limitas única y exclusivamente a ser proveedor(a)?

Lamentablemente hay muchos señores que se quejan de que trabajan todo el día y no tienen tiempo de atender a la familia. Llegan cansados a su casa y de mal humor. No quieren participar en los quehaceres del hogar, ni atender la educación de los hijos, ni auxiliarles en sus tareas, ni dialogar sobre las experiencias del día, replicando que están muy cansados que no saben si cenar o irse directamente a dormir. Obvio, esto causa malestar en la pareja (su mujer) que generalmente tiene que hacerse cargo de todo, aunque también ella trabaje y además terminan finalmente discutiendo marido y mujer sobre el tema de hasta quién debió cerrar la puerta de la calle.

En algunas investigaciones sobre familias psicosomáticas, el Dr. Salvador Minuchin y sus colaboradores (1974), descubrieron indicios de que en ciertas familias, por lo menos la tensión entre los padres, se puede medir en el torrente sanguíneo del hijo que los escucha y los observa pelear. Es muy obvio y lógico suponer que la atmósfera emocional contaminada, se impregna en todas las paredes, pisos, muebles y cortinas de ese hogar, y lo que es peor, el hijo aprende los mismos patrones de conducta tóxica y a su vez también se intoxica, también se rebela, exige, suplica y pide a gritos: "Por favor mamá, papá, ya no aguanto más".

Personas así, en circunstancias extremadamente patológicas, convierten su vida familiar en un verdadero infierno. Papá agrede a mamá con sátiras palabras hirientes, mamá baja la vista y ejerce la indefensión aprendida, el hijo se mete en medio de los dos: "Ya no le pegues, ya no le digas nada a mi madre, mejor golpéame a mí, pero a ella no la toques". No entiende el marido ni la mujer el daño psicológico tan grande que le están haciendo a su hijo, que en medio de una terrible confusión, el pobre niño no tiene aún la capacidad neuronal ni siquiera para entender lo que está pasando y de paso se siente hasta culpable de sobrevivir a ese quebrantamiento de alianza familiar.

Las corrientes de comunicación e interrelación entre los miembros de la familia nuclear, podrían clasificarse como vínculos afectivos que ayudan a sanar viejas heridas emocionales o generarlas. Por ejemplo, formatos de pensamiento, estilos de crianza, sistemas de creencias, ideas o ideales, formas de trato que se han venido extrapolando de generación en generación, el bisabuelo directriz y rígido que convirtió al abuelo en todo un personaje intransigente, adusto y autoritario, y éste a su vez enseñó al padre a ser machista, egóico, orgulloso e inexpresivo, que muy probablemente viene de una lucha de individuación dentro de su propio grupo familiar, o también que le esté costando trabajo emanciparse de él para formar su propia familia nuclear. Es decir que se encuentra en esa parte o estadio de su ciclo de vida de separación de hábitos y costumbres de su familia de origen para formar un nuevo (holón), subsistema diferenciado con su propia familia y que muy probablemente en ese desafío, esté percibiendo las exigencias que le plantea su nueva realidad. Pudiera ser que por eso el hombre "adulto" todavía le gusta portarse como un niño e incluso competir con su propio hijo y pelearse con él hasta por el control de los videojuegos.

¿Qué hacer ante este tipo de situaciones?

Se requiere en todo caso potenciar los diferentes aspectos de la personalidad individual de cada miembro de la familia como parte integrante de una Unidad, un núcleo que integra, que acerca, que une a todos. Las familias son sistemas multi-individuales de extrema complejidad porque cada quién piensa, siente y actúa diferente, y esto engendra buena parte de los problemas y tareas de la familia, así como sus sistemas de apoyo. Sin embargo, aquí cabe señalar que dentro de esas redes de apoyo está la de Psicoterapia, o Terapia sistémica.

El terapeuta especialista en sistemas familiares, creará un contexto en el que será posible explorar lo desusado. Confirmará a los miembros de la familia y los alentará a ensayar conductas antes coartadas por el sistema familiar, acompañará en la búsqueda de alternativas que sean viables para la solución de los problemas, orientará y facilitará la comprensión creadora y la toma de mejores decisiones de vida.

Bibliografía

Minuchin S., & Fishman Ch.. Técnicas de terapia familiar. 1° ed. Editorial Paidós, 2004, Buenos Aires.

Gerard Eagan. El orientador experto. Grupo Editorial Iberoamericana, 1982. (Versión español) México.

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Escrito por

Dora Lidia Pérez Rochín

La Psic. Dora Lidia Pérez Rochín es una de las psicólogas más profesionales que brinda la atención y orientación necesaria para poder resolver sus problemas emocionales que pueden estar afectando su vida social y familiar. Cuenta con el conocimiento y la experiencia necesaria.

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