Resiliencia: ¡El arte de florecer ante la adversidad!

La naturaleza no procede con apresuramientos, tampoco el trabajo y las disciplinas psíquicas. Las disciplinas psicológicas o psíquicas en los trabajos de entendimiento, crecimiento y maduración son graduales, son poco a poquito, no se puede forzar situaciones como borrar de golpe memorias dolorosas que aún no han sido elaboradas ni asimiladas, porque lo echaríamos a perder todo. Es como si tratáramos de abrir a la fuerza un botón de un rosal, lo lastimaríamos y no florecería, pero si lo dejamos ser y crecer de manera natural, si le damos su tiempo y su espacio, solito va abriéndose a la vida sin ninguna resistencia, para de pronto y con suerte un día pueda ser capaz de beber los rayos matutinos por sí mismo.

Lo mismo sucede con el desarrollo psicológico del ser humano. Es indispensable y absolutamente necesario darse cuenta de lo que nos está sucediendo, ver qué nos pasa, qué nos duele, qué nos molesta, qué cosas nos están desestabilizando emocionalmente en la vida cotidiana, qué lugares, personas o situaciones nos están resultando difíciles o tóxicas en nuestro proceso de crecimiento y maduración. Darse cuenta del porqué no nos gusta la realidad que estamos viviendo para poder cambiarla, y si es que la queremos cambiar, ¡Claro que sí se puede!, afortunadamente la conducta es modificable.

Entonces todo proceso lleva un re-acomodo, a su tiempo, a su ritmo y salud, la mente y el cuerpo humano asimilan en su momento, se dan cuenta, asumen la responsabilidad de todo crecimiento y maduración y a su vez se permiten ver todas las maravillosas posibilidades, ubicándose con conciencia en el momento, en el aquí y ahora. Y es entonces cuando suceden los milagros de la vida: Todo toma sentido, todo toma color, todo toma forma y la esencia del Ser, nos permite florecer como las rosas en el rosal de un nuevo amanecer.

¿Cuántas veces pasamos por situaciones caóticas en las que nos hacemos bolas y no sabemos cómo funcionar?, no sabemos qué hacer, ni qué pensar, ni qué decir, ni qué decidir, ni cómo actuar, nos sentimos acorralados, como en un callejón sin salida y la confusión de nuestra razón atormentada nos lleva a no hacer nada, nos atrapan los miedos, las dudas, las culpas, la incertidumbre… ¡El caos!. ¡Nos bloqueamos!...¿Por qué nos cuesta tanto trabajo salir de ese estado tan lamentable?, ¿Será porque no tenemos la capacidad de resiliencia o resistencia que nos permita aguantar, resistir el dolor de la ignorancia, o de la ignominia?, y en todo caso, ¿Qué pasaría si aprendemos a potenciar esa bendita capacidad que nos permitiría salir del charco de la inmadurez y de la autocompasión desmedida? Es difícil si lo hacemos difícil, ¿Pero y qué tal si lo hacemos fácil?, ¿Por dónde tendríamos que empezar?

En primer lugar, darnos cuenta que tenemos un problema que atender. Cuando nos damos cuenta de que tenemos un problema que atender, ya hemos dado el primer paso y ya es mucho. Posteriormente acudir a buscar la ayuda de un profesional de la salud mental para que nos facilite la búsqueda y orientación hacia los procesos cognoscitivos de nuestro Ser. Es decir, buscar las causas de nuestro estado actual, las razones, el origen, la raíz del problema, los detonantes que originaron el que nos encontremos estancados, bloqueados, suspendidos como si fuera en un paréntesis de vida, pero podemos salir de allí en el momento mismo en que tomemos la decisión.

Quizá de momento nos puede parecer extraño el cambio que podemos llegar a experimentar, o quizá ni nos lo creamos, pero la psicología, la psicoterapia, la psiquiatría y la neurociencia, no son cosas para creer o no, sino que son, existen y son ramas de la medicina, de la salud física y mental que nos brindan un amplio y exquisito abanico de posibilidades para salir de cualquier atolladero, por más difícil que parezca. ¡Date permiso de conocer!, ¡Date la oportunidad de cambiar algunos aspectos de tu vida que te darán más y mejor satisfacción! Y de paso, habrás escalado a estratos superiores de conciencia universal.

¿Qué quieres para tu valiosa vida?, ¿En qué dirección la estás desplazando?. Si no sabes que responder ni qué decir ni qué hacer, acude a tu psicólogo(a) de confianza y muéstrale tu corazón para que juntos podamos ayudarte.

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