¡Ya no te quiero!, ¿O prefieres que te mienta?

Fingir amor en la relación de pareja, es el peor error que nos lleva a estados emocionales muy lamentables. Callar, aguantar, maquillar las cosas, nos enfermará tarde o temprano. Busca Ayuda

13 JUL 2018 · Lectura: min.
¡Ya no te quiero!, ¿O prefieres que te mienta?

La inmensa mayoría de las parejas, se conservan y están en una relación porque se sienten muy a gusto, muy cómodas, muy seguras, y muy confiadas. Se aman, se entienden, se atienden y en verdad si creen estar muy enamoradas, y piensan que han hecho la mejor elección de su vida o que su pareja es lo mejor que les ha pasado en toda la vida. ¡Les va todo muy bien! y algunas parejas aseguran que su amor será para siempre y que hasta quieren envejecer juntos.

Todo eso suena muy bonito y muy romántico, casi como guión de una película o famosa telenovela, pero la realidad es a veces aplastante, no es tan color de rosa como nos lo quieren aparentar. Y en realidad de verdad es que la relación perfecta o el matrimonio perfecto, sólo es posible en almas muy elevadas, muy trascendidas de consciencia universal, cuyo amor se fructifica día a día libre de los delirantes celos enfermizos, libre de envidias, acechanzas, exigencias, dependencias emocionales ni competencias, y por supuesto sin absurdos condicionamientos sociales.

A veces las parejas se pierden en el camino por la menor tontería. Por ejemplo la mujer se molesta porque el marido prefiere más el partido de futbol que platicar con ella, y el hombre le responde en voz alta: "¡Ya cállate, no me dejes escuchar", iniciando así, escenas o episodios de exagerada violencia que muchas veces terminan no sólo en sátiras palabras hirientes sino en fuertes discusiones y golpes emocionales o hasta golpes físicos, evidenciando así, ya un marcado desinterés. La relación de pareja se fractura seriamente en ese momento por absurdas necedades y descuidos a veces injustificados. Ya no quieren seguir juntos, pero tampoco tienen el valor de terminar la relación.

No es posible ni aceptable pues que pasen estas cosas en un matrimonio legítimamente constituido o no. Tampoco es permisible en las parejas que incluso, todavía ni siquiera viven juntos y ya se están agrediendo, maltratando y despellejando vivos: "Eres una estúpida, no haces lo que yo te digo", "Te dije que te callaras, tú no sabes nada", "En dónde tienes la cabeza que no entiendes lo que te digo", "Deja eso, yo lo hago, tú no sirves para nada", "No te metas en mi vida", "Yo hago lo que me da la gana", "¿Porqué no te largas?, yo no te tengo a la fuerza" etc. Es allí donde nacen para multitud de problemas y el hogar se vive abajo con todo y zapatos.

El amor propio y los sentimientos lastimados, con el tiempo nos van enfermando por dentro, y no es difícil adivinar cuántas grietas nos salen en el alma y pareciera muy fácil de solucionar cuando mejor optamos por callarnos y aguantar ¿Pero cómo olvidar y sanar esas heridas emocionales? Lo más prudente y recomendable sería acudir de manera urgente a terapia individual o en pareja para ver si es posible salvar del ahogado, aunque sea el sombrero -como se dice coloquialmente-

Pero si las parejas deciden quedarse en la relación tóxica a pesar de todo, sin decir y sin hacer nada, los disturbios biológicos, psicológicos y espirituales, tarde o temprano terminarán por dañar y deforestar el orgullo y la dignidad, corriéndose el riesgo de perder hasta la identidad personal ¿Qué necesidad tenemos de llegar a tal extremo?.

Es muy claro que cuando se termina el amor en la pareja, se pierde el respeto y las buenas maneras, se pierde el respeto, el cariño y se pierde todo. Además, en el peor de los casos, qué poco conveniente resultaría quedarse en una relación por lástima. ¿Qué sentido tendría quedarnos en una relación donde ya nada tenemos qué hacer?, o dicho de otra manera, ¿Para qué conservar algo o a alguien que ya no nos es útil para nada? Esto puede sonar muy calculador, frío, indolente o pasivo, pero es la realidad señores. Hay parejas que ya desde su corazón salen los gritos desgarradores: "Ya no quiero estar contigo", "Ya no te soporto me tienes hasta el copete", "¿Cómo te digo que ya no te quiero?" o, "¿Qué estoy haciendo yo aquí?", "¿Qué perspectivas tengo yo de todo esto?" "¿Qué más espero que suceda ya?"… La vida los está sacando a empujones de donde ya no les conviene estar, y ni siquiera por eso se atreven a tomar decisiones.

¿Qué está sucediendo allí?, ¿Cuáles serían los impedimentos que tiene la pareja para no atreverse a romper definitivamente la relación?. En primer lugar, los miedos, las dudas, las comodidades, o las culpabilidades y más cuando hay hijos de por medio. Muchas veces los agarran de pretexto para no hacer nada o en el peor de los casos los utilizan para sacarle ventaja a la separación, pero eso no se vale. Los hijos no son responsables de los errores de los padres.

Sin embargo aún hay un último recurso simple pero valedero (terapéuticamente hablando). Si ya no amas a tu pareja, si ya no te sientes a gusto con él o con ella, ¿Porqué no proponer llevarse mejor como amigos que como pareja?. La decisión es tuya, te pertenece, y si no puedes con ello, acude a terapia para que puedas clarificar lo que realmente quieres hacer con tu valiosa vida. Eso es todo.

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Escrito por

Dora Lidia Pérez Rochín

La Psic. Dora Lidia Pérez Rochín es una de las psicólogas más profesionales que brinda la atención y orientación necesaria para poder resolver sus problemas emocionales que pueden estar afectando su vida social y familiar. Cuenta con el conocimiento y la experiencia necesaria.

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