¿Cuánto vale mi dinero para ti?

El tema de la distribución de los dineros dentro del hogar siempre ha generado un conflicto en las relaciones de pareja que no quieren reconocer. Sin embargo, afecta sus estados emocionales.

28 FEB 2019 · Lectura: min.
¿Cuánto vale mi dinero para ti?

¡Dinero!, qué palabrita tan hermosa y motivadora para las personas ¿verdad?. ¡Pues claro!, nacimos y nos movemos en un mundo que para nada resulta nada gratis ni de forma regalada y sin embargo, muy frecuentemente ponemos en la balanza al amor con el dinero, los pesamos o los medimos para ver cuál nos conviene más, y al final tristemente nos damos cuenta de que nada tiene que ver una cosa con la otra, pero a veces sí la confundimos, la convertimos en una necesidad imperante, nos volvemos fríos, indolentes, pasivos y calculadores, aunque nos esté doliendo el alma que por dentro nos grita a voces: ¡El amor es lo único que cuenta corazón!, el dinero solamente va de paso como nosotros por esta vida.

Un aspecto sociocultural muy espinoso y delicado es el tema de la distribución de los dineros en el mundo, pero sobre todo, tratándose de la distribución de dineros en las relaciones de pareja, es decir, los gastos que necesariamente tendrán que compartirse en los hogares, esos gastos de productos y servicios que una familia requiere para su casa, para sus hijos, para sí mismos como personas.

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Es muy común que las parejas discutan por causa del dinero: "no me alcanza lo que me das"; "tus hijos no comen solo ramas, o ya no tienen zapatos"; "hay que ponerle gasolina al coche, ando con el puro olor, o si me voy en el camión, ya ni la feria me dan y me va a salir más caro"; "los recibos de luz, agua, teléfono, gas y cable ya se vencieron, que esperas para pagarlos", "mañana te voy a dar de desayunar puras rebanadas de aire con un trocito de jamón imaginario, porque ya no hay nada en el refrigerador"… Quejas y más quejas cognitivas que ya se volvieron un disco rallado como si fuese el pan nuestro de cada día. ¿Qué está pasando allí?

Los ingresos monetarios de la mayoría de los hogares tienen a veces doble entrada y aún así es cierto, en ocasiones no es suficiente para la manutención óptima del hogar y sus habitantes. Es verdad, el alza constante de los precios y costo de la vida es cada vez mayor, los sueldos congelados y también la explosión demográfica. Las parejas ya no se conforman con tener un sólo hijo o dos, ahora son de tres y cuatro para arriba porque los pilones casi siempre son accidentes, o niños no deseados –dicen- "se me olvidó tomarme la pastilla", o "el que falló fue el condón", qué ironía y cinismo tener que exponerlo así, pero la verdad es que no se pensó en las consecuencias que un descuido podría generar. Los niños no son responsables de los errores de los padres, los niños ni tan siquiera pidieron venir al mundo, por lo tanto lo mínimo que ellos merecen es por lo menos no pasar hambre o padecer de frío.

Bueno, -expresan algunos padres- "mis hijos no pasan hambre, los educamos, los amamos, no tienen carencias ni pasan frío". Puede ser cierto, pero no toman en cuenta que atrás de cualquier puerta o en cualquier rincón de la casa hay un niño pequeño o una niña asustada(o) temblando y llorando porque escucha como papá y mamá se pelean por los dineros: "es que tú eres un tacaño, te gastas todo con los amigos y no aportas lo suficiente"; "es que tú también trabajas y yo no tengo porqué darte todo lo que gano"; "es que no es justo que yo pongo todo lo que gano y a veces no me queda ni para comprar un chicle y encima tengo que venir a trabajar a la casa porque tú aparte de tacaño eres un flojo, no me ayudas en el quehacer del hogar ni con los niños"; "es que tú eres la mujer, a ti te corresponde la casa"; "entonces tú hazte cargo de los niños, por lo menos ayúdame a llevarlos a la escuela"; "yo entro temprano a trabajar, tú puedes llevarlos"; "entonces déjame el carro y tú vete en camión"; "sí, está bien, te dejo el carro pero tú le echas gasolina",

¡Oh que la canción!, ¿otra vez toda la responsabilidad solamente para la mujer?

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Es muy fácil abanicarse con sombrero ajeno ¡L¡la neta!, hay señores muy cómodos que se pasan... defienden su autonomía e independencia económica como si fueran solteros y disponen de su sueldo como se les da la gana, total que "La vieja también trabaja y ella resuelve todo" ¿verdad?. Ah, pero eso sí, la familia es el trofeo más grande ante los amigos y la sociedad, el estatus o la etiqueta de padre responsable y abnegado nadie se las quita porque su actitud cínica, grosera y desconsiderada se la cuelga a la cultura: "Es que yo soy el hombre y no nací para lavar platos y menos cuando recién vengo saliendo de mi trabajo". ¡Eso no es ser hombre señores, eso es ser un barbaján atenido, mantenido, cínico y gorrón que le vale un cuete todo!. Y qué tristeza tener que decirlo de esta manera, pero a su pobre mujer la traen como una sirvienta gratis que encima de todo tiene que conformarse con comerse las sobras, que muchas veces ni eso quedan en los platos. ¿Cuánto vale entonces el sueldo que ella gana y lo invierte todo en su pobre hogar?

Con justa razón a veces las mujeres se quejan amargamente: ¿cuánto valgo para ti como mujer?, o ¿cuánto vale para ti el dinero que yo gano y del cual tú te aprovechas?. Ay caray, es un tema tan profundo, delicado e interesante en el que ya no cabe la alegría de decirle al marido: "Lo tuyo es mío mi amor y lo mío es mío", puf… ¡Ni en sueños!, porque corre el riesgo de que le volteen la cara de una cachetada, hasta ese grado ha llegado nuestra "cultura", por no decirlo de otra manera.

En fin, cada cual hace de su vida lo que quiere o lo que puede, pero si ese es tu caso, por favor no dudes en buscar ayuda de un profesional de la salud mental, sea un psicoterapeuta o psicólogo social, clínico, educativo, laboral… o váyase directito a psiquiatría mi vida para que su médico le informe que estas situaciones no se arreglan con pastillas y que no le queda otra opción más que cerrar círculos tóxicos y modificar sus conductas permisivas que dicho sea de paso, acaban con el amor, acaban con el honor, con la vergüenza y con la buenas maneras, porque cuando se deja pasar mucho tiempo sin hacer nada, todo se junta, y allí sí que podría terminar loco cualquiera.

Revísate, valórate, acéptate, ámate, cuídate, y ve por lo que es tuyo porque por derecho humano ya te pertenece, ¡Eso es el más grande y hermoso amor!, que por cierto, nunca te lo dará ningún dinero de este mundo, ni de ningún otro mundo de conciencia universal. Eso es todo.

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Escrito por

Dora Lidia Pérez Rochín

La Psic. Dora Lidia Pérez Rochín es una de las psicólogas más profesionales que brinda la atención y orientación necesaria para poder resolver sus problemas emocionales que pueden estar afectando su vida social y familiar. Cuenta con el conocimiento y la experiencia necesaria.

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