¡Cierra tus ojos y sé feliz!

Comprender los procesos neuroquímicos y neuropsicológicos se ha constituido hoy en día en un enorme y gran reto para la neurociencia, ya que son los fundamentos de la conducta humana. Por ello, la psicología clínica mantiene vigente los conceptos básicos para conocer los trastornos psíquicos teniendo como premisa, el gran compromiso con la objetividad, a través de la observación clínica directa de la conducta y la psicopatología, (neuroanatomía), en bien de la humanidad doliente.

En ese marco, pareciera muy difícil y complejo de entender la relación que tiene el cuerpo con la mente o con los campos energéticos del individuo, sin embargo no lo es tanto si tomamos en cuenta que el ser humano no sólo está constituido de células o de materia, sino también de energía y de espíritu. Entonces los seres humanos somos por lo tanto: Cuerpo, Mente y Espíritu.

Pero si nos volviésemos más observadores, entenderíamos que un cuerpo sin energía no podría vivir… ¡Moriría!, y la energía pura, sin un cuerpo o sin la materia, tampoco podría manifestarse plenamente en esta tercera dimensión en la que habitamos y tenemos nuestro Ser. La parte divinal o espíritu dentro de nosotros, es un campo termo-electro-magnético de tipo superior que tiene su asiento en un órgano o vórtice energético llamado "Psoas", (El asiento del alma), localizado justo en el músculo del corazón. Ese vórtice o campo magnético, contiene las bases más elevadas de la conciencia universal, la inteligencia emocional superior, la sabiduría nata, auténtica, la esencia divina más elevada y creadora, la parte más genuina que poseemos, o mejor dicho esa chispa divina que nos mueve, que nos conecta con el cosmos, con lo divino y con la vida universal, así como si fuera la presencia del mismo cielo aquí en la tierra.

Y somos seres afortunados, porque hemos tenido el privilegio de contar con grandes maestros iluminados, encarnados en nuestro mundo, que nos trajeron su sabiduría infinita, su creatividad, su inteligencia, su filosofía y su amor por la investigación en los campos de la Salud física, mental y espiritual… E hicieron grandes aportes a la medicina y a la ciencia, tales como:

Sócrates y Platón, filósofos de la antigüedad que aportaron las claves para el desarrollo de la psicología. Hipócrates (Padre de la medicina), usó el método inductivo en la Grecia primitiva, postuló que el cerebro era el órgano del "raciocinio" o rector del espíritu. Galeno, médico de la antigua Grecia, realizó trabajos como anatomista, fisiólogo, patólogo y terapeuta, pretendió precisar más las relaciones existentes entre el cuerpo y la mente, entre el cerebro y la vida espiritual. Y más adelante en la línea del tiempo, y durante el Renacimiento surge René Descartes, Baruch Spinoza, John Locke, y Thomas Willis. Posteriormente a fines del siglo XIX nace la psicología científica, destacando las aportaciones de G. Theodor Fechner, P. Pierre Paul Broca y Carl Wernicke en el campo de la neuropsicología. También fue muy importante la teoría de la evolución del Dr. Charles Darwin. Posteriormente llegó el primer laboratorio de psicología experimental con el Dr. Wilhelm Wundt (el padre de la psicología científica)

Posteriormente ya en el siglo XX, tuvimos al Dr. Sigmund Freud, (discípulo de Charcot y Breuer), conocido como: Padre del Psicoanálisis, cuya hipótesis y teoría convertida en su postulado máximo precisaba volver consciente al inconsciente, y a pesar de que la psicología es una ciencia relativamente nueva, a partir de allí, surgieron otros grandes médicos investigadores de la salud mental, no menos importantes, como John Watson y Burrhus F. Skinner desarrollaron terapias conductistas centradas en la observación directa. Posteriormente surge la psicología cognitiva con sus estudios de los procesos mentales y sus tratamientos desarrollados por Alfred Ellis, George Kelly y Aarón Beck. De allí surge la psicología humanista, encabezada por los Dres. Carl Rogers y Abraham Maslow, entre otros. El humanismo surgió como una reacción al predominio del psicoanálisis y el conductismo y defendió la concepción de las personas como seres libres, únicos, tendentes a la autorrealización y con derecho a la dignidad.

Las anteriores referencias bibliográficas en la línea del tiempo mencionadas, son la base que mueve el interés por mostrar a nuestros lectores, que todos y cada uno de nosotros, podemos (si queremos), convertirnos en observadores y experimentadores en nuestro propio pellejo. Convertirnos en observadores y observados (al mismo tiempo) de nuestros propios procesos mentales, cambiar de negativo a positivo si es que queremos conocernos a nosotros mismos. Observación directa es la clave, poner atención en nuestros pensamientos, en nuestras sentimientos y nuestras emociones para poder modificarlas si así lo consideramos necesario. De otra forma, jamás nada será posible:

Alguna vez alguien me preguntó: ¿Cómo se puede matar al dragón en que me he convertido?. Hube de responderle que nada puede matar a un dragón como su mismo deseo de morir. Es decir, cuando una semilla muere, puede nacer una planta, y de nosotros dependerá su florecimiento y su cultivo.

Podemos morir en sí mismos depurando los malos hábitos, los vicios, las costumbres, los estilos de vida tóxicos. La salud mental es muy nutritiva y es un privilegio que cura, y si empezamos por desintoxicarnos emocionalmente, por vencer la mala voluntad y las malas influencias, será más fácil y más rápido el tránsito hacia una nueva versión de nosotros mismos, sin tanto autosabotaje o autoboicoteo sin tanta saturación mental distorsionada, sin tantas exigencias desmedidas, sin tantos miedos a soltar a dejar ir, sin tantas dudas, culpas, celos, inseguridades, dependencias y conflictos emocionales, sin tantos temores, sin tanta falta de confianza en sí mismos y sin tanta baja autoestima.

Conocernos cómo funcionamos en todos los terrenos: Familiar, Laboral, Social, Afectiva y Psicológicamente. Revisar cada zona de nuestra vida, pero en orden y con disciplina para ver qué hemos hecho y qué cosas aún no hemos hecho para mejorar y por supuesto darnos cuenta en qué dirección queremos dirigir nuestra valiosa vida.

Aquí el problema es que todos queremos cambiar, pero no sabemos qué cambiar, y es necesario empezar por evaluar nuestro propio sistema de valores y creencias, detectar los puntos fuertes y débiles y ser conscientes de nuestras motivaciones y deseos. ¿Qué es lo más importante para ti? ¿Qué te hace feliz? ¿Sabes en qué momento de tu vida te encuentras a nivel de tu transformación?. ¿No lo sabes?, ¿O acaso estás esperando que sean otros los que cambien primero para que te hagan feliz?. ¡Imposible!, porque tu felicidad no está fuera, sino dentro de ti. Eres tú quien define lo que quieres para ti, y has de darte cuenta de lo hermosa que es la vida, el excelso aroma de cada amanecer, lo cálidos que suelen ser los primeros rayos del sol, el aroma a tierra mojada, el canto de los pájaros, el color y la textura de las flores, el rocío que baña embelesado las copas de los árboles, el sabor riquísimo de una tasa de café, las notas sublimes de una hermosa melodía aunque sea desencadenada. Disfruta el conocimiento que te brindan tus sentidos y siéntete orgulloso de poder vivir.

Vamos, ¡Anímate!, no esperes de afuera lo que tienes de sobra adentro de ti… ¡Respírate a ti mismo!, pon atención en cada latido de tu corazón, escucha tu respiración, intuye lentamente los mensajes que vienen de tu interior, aprende a escuchar la voz de tu silencio, ¡Escucha a tu Ser Interior Profundo!, no esperes… ¡A ti te esperan dentro de ti!, son los ecos de tu existencia hermosa que te pide, te suplica y te implora cada momento de tu valiosa vida: ¡Cierra tus ojos corazón, y sé feliz!.

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