Hijos de alcohólicos tienden a ser más agresivos

Cuando un miembro adulto de la familia es alcohólico, el problema deja de ser individual y afecta gravemente a todo el núcleo del hogar, y en especial a los hijos.

4 DIC 2019 · Lectura: min.
Hijos de alcohólicos tienden a ser más agresivos

El alcoholismo parental construye una dinámica cotidiana enfermiza que acaba por gobernar a toda la familia.

En este contexto el niño o niña se acostumbra a habitar dentro de una especie de régimen dictatorial que no llega a comprender; pero para el que desarrolla mecanismos de supervivencia.

Nunca se sabe si el progenitor alcohólico estará de buen humor un día, o será violento al otro, la cotidianidad en una familia regida por el alcoholismo es en extremo impredecible. Por eso los hijos desarrollan a lo largo de la infancia estados de ansiedad y angustia permanentes, se sienten indefensos, desorientados ante cualquier cambio repentino de humor del alcohólico, que -antes de ser adicto- es para el niño su referente adulto más cercano. El padre o madre que un día se levanta amoroso y atento por la noche puede transformarse en un extraño agresivo incluso con sus propios hijos.

La personalidad de estos niños se construye entonces en un ámbito de incertidumbre, caos, violencia, abusos, normas y contra normas, porque un padre o madre alcohólico suele desatar estados de ira estando alcoholizado o en momentos de abstención de la bebida.

En su desarrollo, todos los niños aprenden a través de las respuestas que madres y padres les van enseñando ante las infinitas preguntas que surgen en sus mentes curiosas. En un hogar funcional, donde el amor y el consenso reinan, estas respuestas tienen generalmente coherencia a lo largo de las etapas de crecimiento. Sin embargo esto no sucede en un ámbito enfermo de alcoholismo. Al no comprender la situación que viven, los niños tienen que adivinar qué es lo que está bien o está mal, no conocen el significado de una conducta normal, o aceptada socialmente. Por eso reaccionan con agresividad en sus relaciones con el entorno, o mienten para ser aceptados; y se les hace muy difícil desde la infancia y en el futuro sostener relaciones con cierta intimidad.

La agresividad se relaciona con otros patrones comportamentales de los hijos de padre o madre alcohólicos. La angustia los lleva a ser personas serias, a quienes les cuesta divertirse, no disfrutan de la niñez porque les habita el temor a las conductas impredecibles de sus padres, lo que les desarrolla un sinfín de inseguridades, culpas y juicios implacables hacia ellos mismos que no tienen razón de ser; pero se enquistan en su estructura psíquica y emocional en la búsqueda de respuestas a los comportamientos incongruentes y disfuncionales del núcleo familiar cercano. Lo que genera en ellos también baja autoestima y un carácter extremista ante las situaciones: todo es muy bueno o todo es muy malo.

Trastornos psicológicos y consecuencias del alcoholismo parental

Varios factores intervienen en los trastornos por alcoholismo: biológicos ligados a los efectos del etanol en las células y el feto; genéticos en la transmisión de vulnerabilidad para desarrollar la adicción y trastornos asociados; y socio ambientales que actúan en la cotidianidad del hogar.

Los niños víctimas de un entorno alcohólico suelen sufrir todo tipo de fobias y patologías como hiperactividad, ansiedad, depresión, déficit de atención y enuresis: hacerse pis en la cama por falta de control de la vejiga. Trastornos que se relacionan directamente con un bajo rendimiento escolar y déficit en las relaciones sociales.

Al ser ansiosos, inestables y dubitativos, en la edad adulta sufren problemas de relacionamiento y dificultades laborales o de cualquier proyecto que intenten concretar siempre con demasiado esfuerzo. En la adultez buscan con ansias la estabilidad que nunca han tenido de pequeños, y al alcanzarla la defienden obsesivamente, por lo que cualquier cambio, por más mínimo que sea, es considerado una gran amenaza a sus vidas.

Es muy importante tratar psicológicamente no solo al paciente alcohólico, sino incorporar también la prevención y tratamiento de la familia del adicto. En terapia se considera que el alcoholismo es un problema grave que envuelve a todo el núcleo cercano del paciente, y que de no tratarse puede reproducirse indefinidamente en la tendencia a la adicción de sustancias, o en la elección futura de parejas alcohólicas por parte de los hijos.

Además de la Psicología Infantil que ofrece tratamientos específicos para los trastornos antes mencionados, la Terapia Familiar está recomendada en el abordaje integral de los trastornos infantiles derivados del alcoholismo de alguno de sus padres; para reconstituir los lazos de convivencia y la funcionalidad familiar basados en el afecto y el respeto hacia una niñez feliz.

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Comentarios 2
  • Paco

    Yo soy hijo de padre alcohólico. En mi caso tuve suerte. Tenía yo unos 16-17 años cuando mi padre se sumió en una depresión alcohólica. Entre 5 y 7 años viví el mismo día cada día. Lo sufres en silencio. Ningún amigo se entera. Aprendes a actuar con normalidad, como si todo fuera bien en casa. Lo curioso de los alcohólicos es que saben dejar de beber cuando acuden a eventos como bodas, comuniones, etc. Tratan de aparentarr que son personas normales, que controlan la bebida, y como ese día no han bebido se autoengañan y engañan a los demás. En mi caso me afectó en los estudios, por mucho que yo me negara a mí mismo que pudiera afectarme. Hice de tripas corazón. Me comí unos 7 años de violencia psicológica intrafamiliar basada en insultos de mi padre a mi madre y mi madre a mi padre. Era una espiral a la que se enquistaron mis padres, y no sé si me equivoco cuando afirmo a la que se hicieron adictos, y en lugar de buscar ayuda prefirieron seguir como si nada. Se acostumbraron a vivir el mismo día cada día.

  • Katya Saavedra

    Gracias por el artículo, me ha servido mucho, entendí el porque de algunas situaciones que he pasado. ❣

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