Es imposible vivir solo con emociones positivas (las negativas también hacen falta).

Todos soñamos con una vida alegre, tranquila, feliz, relajada y que podamos disfrutar plenamente de lo que tenemos, pero, a decir verdad ¿Qué chiste tendría la vida si todo fuera positivo? No olvidemos que para lograr lo que deseamos, tenemos que pasar por pruebas y fracaso que hacen que valoremos la felicidad y todo aquello que tenemos.

Todos hemos escuchado comentarios acerca de la felicidad, todos buscan alcanzarla y tal parece que debe ser una obligación tenerla y como estamos tan concentrados en ello, se nos dificulta manejar las emociones negativas, incluso las odiamos, pero, tienes que saber que también son importantes que ocurran.

El cerebro depende y necesita tanto de emociones negativas como de positivas. Es necesario que el cerebro reciba aquellas funciones negativas para que pueda activarse. En especial, las emociones negativas ayudan al cerebro a adaptarse. Por ejemplo, cuando vivimos una situación desagradable, nuestro cerebro se activa y nosotros tenemos que pensar en otras posibilidades, en cómo lo debemos manejar y enfrentar.

Por lo tanto, ya sabemos que nuestro cerebro también requiere de emociones negativas y absolutamente todas las personas contamos con ellas. A menudo sucede que las personas no aceptan este tipo de emociones, que si bien son dolorosas, y no pueden recuperarse o llegar nuevamente a su zona de confort. Por ejemplo, una emoción negativa ocurre cuando la persona vive en un ambiente de violencia y ésta es constante.

Cuando las personas son víctimas de violencia, debido a que es una emoción que les produce dolor, tratan de negarla, de anestesiar al cerebro ante este tipo de emoción, pero imagínate bloquear siempre en el cerebro este tipo de emociones, si se supone el cerebro reacciona y nos tiene que avisar, gestionar y tratar de corregir aquellos cambios que vivimos; entonces, al bloquear todo esto, interferimos en la función del cerebro y nuestra salud psicológica se verá severamente perjudicada.

Por diversos factores es necesario que como personas pasemos por emociones negativas y positivas, todo hace falta. Cuántas veces no hemos escuchado que para alcanzar el éxito se sufren tropiezos, o bien, lo que mejor se aprende viene de nuestros errores. Entonces, los especialistas se cuestionan si realmente funciona perseguir a la felicidad.

Estar en la búsqueda de la felicidad no es del todo bueno, pero tampoco es malo, todo depende de cómo nos gestionemos. Por ejemplo, cuando una persona está obsesionada con la felicidad, con siempre mantenerse en este punto o tener la sensación de que es necesario hacerlo, puede que se trate de algo tóxico.

Volvemos a lo mismo de la presión social, todos pintan un mundo color de rosa y se proponen llegar a éste a tal punto que su positivismo es abrumador y chocante. Por estar únicamente al pendiente de poder lograrlo nos convertimos en seres egoístas, soberbios, que quieren evitar a toda costa el atravesar por sentimientos malos o negativos sin saber que estos pueden ser esenciales para lo que queremos lograr. Incluso, este tipo de emociones son saludables, no puede existir una vida donde todo sea bello, debemos saber adaptarnos a lo que la vida nos va poniendo en nuestro camino. De hecho, tanto las emociones negativas como positivas van construyendo nuestra experiencia humana.

A continuación te compartimos a qué nos ayudan las emociones negativas.

• Angustia: al ocultar nuestra angustia nos convertimos en personas menos productivas, menos eficaces y afecta a tal grado de perjudicar nuestra salud emocional.
• Ira: la ira nos convierte en seres más racionales y ello se comprueba a través de un estudio. Este tipo de pensamiento analítico hace que la persona no se distraiga de pequeños detalles.
• La culpa: la culpa, es una gran maestra de nuestras acciones porque va apegada a la moral que se tiene como persona. Aprendemos de nuestro error y procuramos cambiar, ser mejores. Si se gestiona adecuadamente la culpa, es probable que se eviten llevar a cabo malas acciones (robar, drogarse, etc.)
• La ansiedad: Cuando la persona se encuentra en una zona de riesgo o peligro, la ansiedad es la que va a prevalecer sobre la positividad. Las personas que sufren este tipo de trastorno tienden a soluciones rápidamente las cosas, ello en el campo laboral como familiar. En el campo laboral, la solución tiene mayor éxito, se comparten puntos fuertes y el ansioso está al pendiente de lo que se dice, es excelente solucionando problemas.

• La timidez: este tipo de emoción nos ayuda a hacernos más conscientes de uno mismo. Es decir, te analizas en todos los aspectos, desde cómo es tu actitud con los demás, cómo convives con otros, etc., te provoca ser más consciente contigo mismo.

Ya lo sabes, las emociones negativas no son del todo malas, también son necesarias. Si día a día viviéramos emociones positivas sería aburrido, ya que las negativas hacen falta; van una de la otra, es algo esencial en la vida de las personas.

El problema no son las emociones negativas, el problema realmente está en que no se saben manejar y tampoco se reconocen las habilidades que éstas nos traen, por lo tanto, no las aprovechamos.

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