7 señales de violencia psicológica

La violencia psicológica es difícil de asumir como un problema porque es cotidiana, hace parte de la rutina y la convivencia en pareja. Quien la sufre, disculpa el maltrato psicológico porque su pareja pasa "por mucho estrés", "fue maltratado de pequeño", "me quiere pero no sabe expresarlo", "es un poco canijo pero me ama".

En la violencia psicológica no hay golpes físicos, pero falta muy poco para que los haya, porque quien maltrata subestima a su pareja al punto de no considerarla como un ser humano digno de respeto. También se dan casos de agresores que no son conscientes de que están maltratando a su pareja, porque creen que su comportamiento agresivo, humillante y coercitivo no hace daño o debe considerarse como "normal" en una relación de pareja. 

No, no es normal sentirse atrapado en una relación en la que no puedes opinar con libertad, vestirte a tu gusto, tener amigos y/o aficiones propias. No es normal que los celos intimiden, que haya amenazas continuas de abandono o que se utilicen palabras ofensivas en el trato cotidiano.

El maltrato psicológico o violencia psicológica tiene dos esferas:

• Pasiva: se manifiesta en abandono emocional. Esto puede entenderse como indiferencia, falta de atención, ausencia de muestras de cariño. Es una muestra de maltrato muy sutil y poco reconocido, tanto por la víctima como por la sociedad. 
• Activa: trato degradante y continuo, que se manifiesta en insultos, malos tratos, condiciones que afectan la dignidad de la persona (cómo hablar, cómo vestirse, cómo relacionarse, etc.). Por lo general, el maltratador culpabiliza a la víctima de lo sucedido y ésta sigue inmersa en el círculo de agresión/perdón. 

Estas son las señales que indican que eres víctima de violencia psicológica:

1. Te sientes infravalorada/a.

Minando la autoestima de la víctima, el maltratador insiste en que no vale nada, no sabe nada y no habrá nadie que la ame igual. 

2. Controla tus amistades

La víctima termina convencida de que solo el maltratador la quiere y que nadie la comprende igual, de manera que termina accediendo al deseo del maltratador de alejarse de su amigos y familiares (sean hombres o mujeres) porque su mundo se reduce a su relación de pareja. 

3. Te cela siempre y por todo

El deseo de control del maltratador se traduce en mensajes y llamadas continuas para saber qué hace o con quién está su pareja. Considera inapropiadas ciertas prendas de vestir, no le parece bien la hora a la que sale o entra de casa... ¡En fin! Son celos injustificados y que solo demuestran la inseguridad del maltratador, pero la víctima está convencida de que es una señal de amor profundo. 

4. Insultos y amenazas

Esta señal de maltrato es bastante evidente, y se manifiesta en agresiones verbales contra su víctima y contra su entorno familiar. El miedo al abandono sale a flote y lo único que se le ocurre para "retener" a su víctima es humillarla, vejarla y amenazarla con agresiones físicas contra ella o contra sus hijos y/o familiares.

5. Limitaciones

La víctima no puede disponer de su propio dinero o está bajo control de cuánto gasta y por qué. También se dan casos de maltratadores que controlan qué lee su pareja, qué programas de televisión le gustan y, por supuesto, qué contenidos comparte en sus redes sociales. Al principio puede ser muy sutil, pero poco a poco, va asumiendo el "control" de la libertad de su víctima.

6. Relaciones sexuales, incluso sin consentimiento

La violencia psicológica se da también en la intimidad. Las relaciones sexuales pueden ser el cierre "perfecto" para cada discusión y para cada situación límite en que la víctima se ha sentido violentada. El sexo se plantea como solución para cualquier problema de pareja. Incluso si la víctima no quiere o no está de ánimos para tener relaciones sexuales, el maltratador lo planteará como una condición para que la vida en pareja funcione o para no verse obligado a ser infiel. 

7. Círculo vicioso culpa / perdón / agresión / culpa

El maltratador puede jurar que todo lo hace por amor y que no volverá a repetirse una situación humillante o un insulto. Lamentablemente, la escena vuelve a repetirse una y otra vez por que el arrepentimiento no es sincero y lo que realmente sucede es que la pareja ha caído en el círculo vicioso de la violencia psicológica: ella no se atreve a dejarlo por miedo a que él se haga daño a sí mismo, a ella o a sus hijos y él no cambia porque no reconoce que realmente haya un problema.

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