¿Cambiar yo?, ¡Para qué!

Una pregunta que sacude el alma. ¿Porqué soy así? ¡Porque así me criaron! “Así soy y ya no puedo cambiar!, Hey, ¡Cuidado con lo que acabas de decretar!, ¡La conducta sí es modificable!

3 OCT 2017 · Lectura: min.
¿Cambiar yo?, ¡Para qué!

La gran mayoría de la gente se prepara ya para despedir estos últimos meses del año. Volverán pronto los preparativos para los festejos de la navidad y la espera del año venidero. Se pondrán de moda las listas de nuevos propósitos y los planes de cambiar.

Pero qué triste es encontrar gente que sufre de pereza selectiva y no desea abandonar su zona de confort, piensan que así como están, están bien y lo estarán toda la vida y hasta dicen: "Yo ya soy así, y ya no puedo cambiar". ¡Claro que pueden cambiar! Creen que no pueden cambiar y se pasan la vida quejándose y culpando a otros de sus penas y fracasos. Culpan al destino o a Dios porque todo les va mal y porque están convencidos de que tienen mala suerte. Y la verdad de todo esto, es que la responsabilidad no es toda suya porque así fue la formación que recibieron desde su niñez.

Estas personas no están dispuestas a reconocer sus errores, sus faltas ni sus desaciertos, y aquí cabe preguntarse: ¿Cómo modificar la cultura? Cuando llegamos a la vida, el mundo ya estaba hecho, ya estaba establecido todo sistema de creencias, patrones conductuales y desde nuestra infancia nos sembraron un cúmulo de introyectos como si fueran una ley: "Eso no se hace porque está mal", "Si haces esto o lo otro, te castigará Dios" "No comas eso porque te va a hacer daño", "No te vistas así porque se burlarán de ti", "Tú no tienes derecho de opinar, sólo debes obedecer a tus mayores" Es obvio que si de niños aprendimos a obedecer para que nos quisieran, también aprendimos a bajar la cabeza y a conformarnos resignadamente a lo que la vida nos trajera, pero nunca nos preguntaron qué es lo que nosotros queríamos, ni pensábamos ni sentíamos, y lo peor de todo es que así crecimos, con ese convencimiento de que ya no podemos cambiar nuestra forma de ser ni nuestro estilo de vivir. Pero atrás de todo esto se esconden los miedos: A ser reprendidos, a ser castigados, a ser abandonados, etc. Miedo al qué dirán, miedo al qué pasará, miedo a convertirnos en un verdadero escándalo si rompiésemos las reglas de todo lo establecido: ¿Cómo es posible que tú hagas eso? ¡Yo no te puse esos ejemplos! ¿De quién lo aprendiste?, ¿A quién sacaste?, nuestra familia no es así, ¿Quién te está enseñando? ¿Porqué eres así?

Una pregunta que sacude el alma. ¿Porqué soy así? ¡Porque así me criaron! "Así soy y ya no puedo cambiar! ¡Hey, Alto allí!, ¡Cuidado con eso que acabas de decretar! ¿Porqué piensas que no puedes cambiar tu manera de pensar y de sentir? ¿Porqué crees que no puedes cambiar de actitud? Déjame decirte algo importante: La conducta sí es modificable, si no te gusta la realidad que estás viviendo, ¡Cámbiala! ¿Qué te lo impide? ¿Serán tus hábitos y costumbres?. Empieza por ejercer tu derecho a poner límites y darte permiso de elegir.

Ni siquiera tienes que pedirle autorización a nadie, ni tampoco dar ninguna explicación. No te dejes llevar por tus miedos, tú no eres cobarde, no te dejes vencer por tu propio desaliento, deja atrás las inseguridades. Lo que tengas que hacer hazlo pronto y bien para que puedas avanzar con firmeza, orgullo y dignidad. No pienses en lo que dejas atrás porque ya es pasado, y el pasado no existe, el pasado está muerto, enterrado y no tiene regreso posible. Piensa en lo que te espera por delante aunque quizá sientas miedo por lo desconocido, pero luchar por lo que quieres te dará satisfacción y valor para moverte a pesar de tus miedos y avanzarás ganando la batalla. ¡Claro que sí puedes cambiar, pero sólo si tú quieres!

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Escrito por

Dora Lidia Pérez Rochín

La Psic. Dora Lidia Pérez Rochín es una de las psicólogas más profesionales que brinda la atención y orientación necesaria para poder resolver sus problemas emocionales que pueden estar afectando su vida social y familiar. Cuenta con el conocimiento y la experiencia necesaria.

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