¿Amor condicionado?, ¡No gracias!

El amor no sabe de condicionamientos sociales. El amor es auténticamente libre para amar sin intereses de por medio. Las exigencias desmedidas debilitan las relaciones de pareja. Busca ayuda

26 FEB 2019 · Lectura: min.
¿Amor condicionado?, ¡No gracias!

Qué fácil, pero qué fácil es juzgar y prejuzgar lo que no se sabe, ni se ve, ni se siente, ¿verdad? Y más triste es no poder darse cuenta, ni poder reconocer que mientras más ignorancia se viva respecto a las relaciones de pareja, es más intensa la victimización en la que una persona puede caer, rayando a veces en la sumisión y autocompasión, que en el fondo son pura ignominia, falta de aceptación, inseguridad, falta de confianza, miedos, dudas, culpas, lamentaciones inútiles y dependencia emocional… Puf. ¡Un ideal muy pobre que defender!

Lo que más enferma a las personas son los juicios sobre las experiencias vividas. Tienen miedo de que la experiencia de infidelidad o traición se vuelva a repetir, o les vuelvan a fallar y viven desconfiados, llenos de miedos. No se atreven a abrirse a nuevas expectativas de vida y nuevas posibilidades de una relación de pareja diferente, siempre están comparando lo que fue en el ayer y lo que podría volverles a suceder hoy… ¡Se cierran y se quedan fijados en el pasado!, perdiéndose del presente. Pero lo peor de todo es que en el fondo sí quieren volver a confiar en otra pareja, lo desean intensamente, pero sufren y se desesperan porque no pueden mostrar ni expresar sus emociones, temen no ser capaces de lograr toda la atención de su pareja y prefieren mantener su independencia.

Lo anterior puede generar fácilmente estados emocionales depresivos postraumáticos, muy difíciles de erradicar ¿por qué?, por la simple razón de que cuando no pueden o no quieren soltar esos miedos, las personas seguirán atrayendo lo que piensan en su paso por la vida, postergando la alegría de vivir que solamente es posible cuando la persona se decide a soltar, a dejar ir esa basura emocional que lo mantiene enclaustrado y preso en la cárcel del dolor y sufrimientos innecesarios. ¿Y quién tiene la llave de la prisión?, obviamente es el propio carcelero que es el yo, el mí mismo, el sí mismo, es decir, nosotros mismos. ¿De acuerdo?

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Sin embargo, hay quienes sí se atreven a atravesar esa dura barrera de la rigidez y la severidad consigo mismos y se arriesgan nuevamente a ser lastimados, o a ser amados, es decir, "se la vuelven a jugar" brindándose nuevas oportunidades de solución para sus traumas.. En algunos casos habría valido la pena y qué bueno que así hubiese sido siempre, pero no siempre sucede así por una simple razón: Al no gestionar esos miedos a la infidelidad, al rechazo o al abandono, obviamente eso se atraerá, eso estará proyectando en sus nuevas relaciones y así lo(a) van a tratar y no le va a gustar. Entonces es menester empezar por eliminar esos miedos que son pensamientos limitantes, o mejor dicho pensamientos intrusivos, imaginarios, que se convierten en impedimentos autosaboteantes para lograr cualquier objetivo.

El problema es que a veces creemos que ya hemos superado tal o cual experiencia de dolor traumático, pero al menor roce con la nueva pareja, una palabra mal dicha, una insinuación o una percepción distorsionada del tema que se esté tratando, ya es un motivo suficiente para evadir, huir, o parar la conversación para salir corriendo. Esas son actitudes infantiles que no conllevan a nada bueno. Es menester afrontar de manera sólida, madura, adulta, genuina e independiente y de forma responsable cualquier situación que nos esté formando un conflicto emocional con la pareja.

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La buena comunicación asertiva, es básica en las relaciones de pareja funcionales, estables y permanentes, aquellos que no ejercen condicionamientos sociales e imposiciones desmedidas. Las exigencias desmedidas, a veces fracturan las relaciones de pareja, las hartan, las asfixian, las ahogan, las hunden, no les permite flotar para navegar armónicamente en las corrientes de las aguas del amor y de la vida.

Por ejemplo, un aspecto sociocultural muy recurrente, es que, cuando una pareja se casa, tan pronto estampa la firma en un papel, piensa (aunque no lo exprese verbalmente): "Ah, ya me perteneces, ya te amolaste, ahora vas a hacer lo que yo te diga", "Ah, ya eres mío(a), ahora es tu obligación atender a todas mis solicitudes", y lo piensan en serio porque en cuanto ponen el primer pie dentro de su casa, el machismo o la sumisión ya se ponen de manifiesto y empiezan a detonar los condicionamientos sociales: "No quiero que vayas o le estés hablando todos los días a tu mamá", "Ya no tienes porqué salir a los antros con los(as) amigos(as)", "Ahora debes subir a todas las redes sociales, las fotos donde estemos juntos tú y yo", "Ah, y no permitiré que tu celular funcione con clave, así como yo no voy a ponerle clave al mío", "No me dejes con llamadas sin contestar, o con mensajes en visto y sin responder porque te las vas a ver conmigo", etc.

No es posible que una relación de pareja funcione bajo estas premisas que por cierto no son nada gratas ni para él, ni para ella, ni para nadie que tenga tantito sentido común. Al respecto el Dr. Fritz Perls y su esposa Laura Posner (psicoterapeutas norteamericanos creadores de la Terapia Gestalt), instauraron una oración hermosa, realista y menos soñadora, que quizá resulta aplastante para muchas parejas que tal vez nunca contemplaron la posibilidad de ver las cosas desde esta perspectiva:

"Yo soy yo,

Tú eres tú.

Yo no estoy en este mundo para cumplir tus expectativas,

Tú no estás en este mundo para cumplir las mías.

Tú eres tú,

Yo soy yo.

Si en algún momento o en algún punto nos encontramos,

Será maravilloso,

Si no, no puede remediarse.

Falto de amor a Mí mismo, cuando en el intento de complacerte me traiciono,

Falto de amor a ti, cuando intento que seas como yo quiero,

En vez de aceptarte como realmente eres.

Tú eres tú y Yo soy Yo."

El Dr. Fritz Perls, en su Oración Gestalt se refería enfáticamente a la individualidad; defendía la individualidad a la que todo mundo tiene derecho, aún viviendo dentro de una relación de pareja. No exime sin embargo, la responsabilidad desde luego de observar los apartados del "ya no soy yo", o "ya no eres tú", dentro de nuestra relación, ahora "somos nosotros", ¡Por supuesto!, pero siempre y cuando se trate de algo que concierna a la toma de decisiones que beneficie o afecte al compromiso contraído en la pareja y sin embargo eso no quiere decir que ambos deban desindividualizarse o despersonificarse con tal de darle gusto o complacer los caprichos del otro, ¡Claro que no! ¡Se trata de respetar esa individualidad! Precisamente para que la relación de pareja sea funcional.

Si vives en una relación de pareja con un amor condicionado que te obliga a hacer cosas que tú no quieres, acude a tu psicólogo de confianza para que te oriente y aprendas a potenciar tus propios recursos personales y estés en capacidad de decidir por ti mismo(a) si quieres seguir allí o dar vuelta a la hoja por tu propio bien y quizá hasta en beneficio de tus propios hijos si los hubiere. Y recuerda que el amor incondicional es aquel que empieza por el respeto a uno mismo, y el respeto hacia el otro, que es índice de cariño, salud emocional y sana tolerancia.

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Escrito por

Dora Lidia Pérez Rochín

La Psic. Dora Lidia Pérez Rochín es una de las psicólogas más profesionales que brinda la atención y orientación necesaria para poder resolver sus problemas emocionales que pueden estar afectando su vida social y familiar. Cuenta con el conocimiento y la experiencia necesaria.

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Comentarios 2
  • Kevin Andres

    Muchas gracias, me hizo reflexionar bastante sobre el significado de estar en una relación sin tener que perder esa individualidad de cada integrante en la misma.

  • Claudi yesica iracheta lara

    Hola buen día. Me pareció algo súper interesante, algo muy importante para muchas personas que no sabemos todo lo que puede contener el significado de tan solo una palabra. Nuevamente me pareció muy importante.

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