¿Por qué la amante se queda en un triángulo amoroso?

Hablamos de triángulo amoroso cuando dos personas sostienen una relación sexo afectiva a espaldas de la cónyuge de uno de ellos, es decir que hay uno que rompe unilateralmente el acuerdo de exclusividad en su relación primaria. En nuestra sociedad patriarcal, lo más común es que sea un hombre el que rompa este acuerdo con su cónyuge, y mantenga una relación a escondidas con otra mujer, la amante, que en general no tiene otra pareja estable. Estas historias reproducen indefinidamente la sumisión de la mujer como objeto de deseo y antojo del hombre: ya sea la mujer amante, o la mujer esposa que desconoce durante mucho tiempo la situación de engaño.

La mujer amante suele quedarse atrapada en un triángulo amoroso del que no consigue escapar durante meses o a veces años, esperando que el hombre decida por fin abandonar a su esposa y legalizar una relación con ella. Es decir, pasar a ser la cónyuge oficial.

Al comienzo el triángulo puede mantener una estabilidad emocional, además de vivencias nuevas movidas por el deseo, en principio sexual, de ambos amantes. El hombre se sentirá deseado y contenido en el caso de que esté atravesando una crisis en su pareja estable, mientras la mujer conocerá solo lo mejor de él, alejado de la cotidianidad desgastante del hogar, trayendo a sus encuentros la liberación y el deseo.

Con el correr del tiempo la amante se acomoda a un lugar pasivo, de espera, en donde nunca es ella la que propone los encuentros amorosos, no llama por teléfono ni manda mensajes de texto, porque es la “otra”. En esta dinámica, la mujer construye fantasías que generalmente no se concretan, porque el hombre nunca deja a su cónyuge; pero tampoco corta la relación con la amante. Esta última suele terminar la relación por cansancio, después de meses, o años, y siempre víctima de un proceso doloroso, de expectativas incumplidas.

Unitelateralidad es un concepto clave en los triángulos 

Unilateral es la decisión del hombre de romper el acuerdo de monogamia con su cónyuge sin el consentimiento de ella, quien cree estar viviendo una relación monógama, marginándola a un lugar de ignorancia e irrespeto. Unilaterales son las decisiones que el hombre toma en la dinámica de su nueva relación triangular, siendo el único que puede asumir una actitud propositiva. Y unilateral es también la fantasía que alimenta la amante a partir de falsas promesas -mentiras- del hombre. Porque en estas relaciones se genera un vínculo no solo sexual, sino afectivo y en ocasiones económico dependiente. 

Nuestra sociedad tiende a juzgar de manera implacable a la amante que es la que “destruye” una familia, sin reparar en que quizá ella no está engañando ni rompiendo acuerdos de exclusividad con alguien más. Mientras el hombre casi nunca es juzgado en nombre de una falsa genética, de un extraño derecho milenario y natural que lo lleva a necesitar más de una mujer para satisfacerse. Y es él, en definitiva, quien arma el triángulo amoroso.

¿Cómo tratarlo en terapia?

Desde la psicología se considera que las mujeres que se quedan atrapadas en un triángulo amoroso viven un ciclo obsesivo interminable. Se la pasan planeando cortar la relación mientras no están con el hombre, y luego de un encuentro amoroso desisten de ello, una y otra decisión, sucesivamente. Las habita la ansiedad y la duda y pueden desarrollar baja autoestima y codependencia del hombre que las mantiene en esa incertidumbre. Una psicoterapia desde un enfoque de género será de gran ayuda para entender las causas por las que una mujer se queda en un triángulo a pesar de que es más el sufrimiento que el goce, y aún cuando saben que -en su mayoría- estas relaciones nacen condenadas al fracaso.  

Hoy en día se construyen relaciones de nuevo tipo, se plantea la necesidad de nuevas masculinidades y relaciones abiertas en donde las parejas establecen acuerdos reales, toda vez que entienden que el placer y el deseo puede existir más allá de la monogamia, en base al respeto y la sinceridad de todos los involucrados. Si se rompen contratos de exclusividad se conversa con la pareja para que en un lugar de conocimiento pueda decidir si acepta o no seguir en la relación.

En el caso de la amante atrapada en el triángulo, es su derecho como mujer poder actuar desde la sororidad con sus pares de género, entendiendo que en las relaciones triangulares patriarcales, ambas mujeres sufren y son engañadas por el hombre. Lo que no debería convertirlas en enemigas. Si bien esta mirada es más fácil de comprender que de llevar a la práctica, las nuevas generaciones están empezando a modificar los ángulos que trazan sus vínculos sexo afectivos, abriéndolos hacia figuras más equilibradas y desarmando triángulos opresores.

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