Mutismo selectivo

Algunas veces se piensa que los niños son caprichosos, mal educados, temerosos y con frecuencia se esconden en sus padres. Cuando los niños presentan conductas desadaptativas, hay motivos y es importante atenderlos, escucharlos, reconocer y aceptar sus emociones.

El mutismo selectivo es un trastorno de ansiedad infantil, con frecuencia se supera con el tiempo, mientras tanto, el niño crece con inseguridades y temores que no se han gestionado y generan nuevos problemas.

Es un problema de comunicación, seguridad y confianza en sí mismo. No hay problema orgánico, el infante solo habla donde se siente seguro y confortable, se origina de algún evento que generó ansiedad. Puede ser la separación de los padres mal gestionada, abandono o descuido cuando ambos padres trabajan y no acuerdan cultivar la convivencia sana, otro aspecto es la alienación parental (cuando uno o los dos padres usa de confidente a sus hijos o habla mal del otro). Temperamento inhibido, el temperamento no se puede cambiar, pero se puede estimular, para una mejor integración a su medio y seguridad del niño.

Es una fobia social (interacción social) tienen miedo a ser el centro de atención y comportarse de manera embarazosa puede ser en la escuela, en los deportes, con los familiares e inclusive con amigos, estando en lugares públicos. Guardan silencio frente a determinadas personas sobre todo si estas tienen autoridad en casa y en confianza son sanos y se les ve felices.

Se preocupa de lo que los otros piensen, tiene miedo de dormir solo, necesitan tener control, mojan la cama, dan órdenes (algunos son autoritarios e impertinentes).

Un niño con mutismo selectivo enmudece, debido a que no supera esta sensación de miedo que experimenta cuando se espera que él hable. Al no contestar, normalmente la presión desaparece y el niño se siente aliviado de sus miedos.

Algunos factores pueden ser predisposición genética a la ansiedad, dificultad para separarse de los padres (divorcio mala comunicación entre los padres) la llegada de otro hijo, preferencias y comparaciones, regaños, constantes descalificaciones.

Mal humor, comportamiento dependiente, inflexibilidad problemas de sueño, frecuentes berrinches y llanto, se queda paralizado rígido, falta de sonrisa, temperamento inhibido.

Es una respuesta involuntaria de la amígdala ante el peligro-

Consecuencias

• Retraso en el área académica, debido a la falta de participación y de expresión de lo aprendido
• Baja autoestima, pobre desarrollo social, ya que no tiene diversidad en el trato con sus compañeros y maestros.
• Se les califica de desafiantes y oposicionales, ya que no se muestran nerviosos, esto genera en los adultos molestia e intolerancia.

Recomendaciones

• Brindar atención y convivencia, explicar lo que se espera de él o ella, escucha atenta y respetuosa, trabajar la tolerancia, los padres se deben relacionar con respeto y firmeza, cumplir lo que se promete, evitar las presiones, para que el niño hable mencionar "que entienden sus temores y que los van a ayudar".
• Disminuir la ansiedad, evitar la depresión, el aislamiento social, cuidar su rendimiento académico, aceptación, motivar, alentar.
• Reconocer los avances y logros, estos debe ser elogiado y reconocido, entender que el niño aunque en apariencia muestre resistencia no es voluntario, es el resultado de las reacciones inconscientes
• Este trastorno debe ser atendido a la brevedad, ya que las consecuencias pueden derivar en trastornos más complejos, que frenan un desarrollo sano en los niños.

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