¡Me saquearon la autoestima porque yo lo permití!

La baja autoestima nos atrapa en los miedos, las dudas, las culpas, el dolor emocional, el qué dirán, la inseguridad la falta de confianza en sí mismos. Si es tu caso busca ayuda profesional

11 JUL 2018 · Lectura: min.
¡Me saquearon la autoestima porque yo lo permití!

Probablemente muchas veces nos hemos preguntado: ¿Porqué soy tan tímida(o) o tan tonta(o) que no puedo ni sé cómo expresar mis emociones?, o ¿Porqué tengo tanto miedo de decir lo que pienso?, ¿Porqué me siento menos que los demás?, o ¿Porqué siempre estoy haciendo tantas comparaciones absurdas que me lastiman?. Creo que lo que digo no tiene ningún valor y encima temo quedar mal ante los demás, temo al rechazo o que se vayan a burlar de mi, por lo que dije, por lo que hice y puf… ¡Hasta por lo que pensé!.

Las personas que padecen el Trastorno del Estado de ánimo, llamado Baja Autoestima, siempre están atrapadas por los miedos, las dudas, las culpas, el dolor emocional, el qué dirán y el menosprecio de sí mismas, carecen de seguridad y confianza, se sienten impotentes e inútiles, se sienten que no merecen las cosas buenas de la vida, no se esfuerzan por conseguir lo que desean, ya que de antemano creen que no lo van a lograr, no se creen capaces de lograr nada por sí mismas, siempre están buscando la aceptación y la aprobación de los demás, se auto-sabotean de la peor forma, se ningunean, se maltratan, se limitan y se anulan a sí mismas sin piedad, haciendo más que evidente su deterioro funcional en todos los terrenos de su vida.

En observaciones directas se han detectado casos clínicos incluso en que son las mismas personas indecisas con su autoestima dañada las que no les gusta relacionarse con los demás y hasta se resisten a aceptar que tienen un grave problema que atender, y se aferran a quienes les muestran tantito afecto y cariño, se apegan y se agarran a ellos como si fuera su única tablita de salvación y no se quieren dar cuenta de que allí están generando otro tipo de problema más delicado aún que atender, que se llama dependencia emocional.

Con la autoestima fracturada por los miedos, las dudas y la dependencia emocional, esas pobres personas siempre están buscando quien les diga qué hacer o qué decidir, o en el peor de los casos, siempre están buscando quién les arregle sus problemas de manera gratuita y de forma regalada se hagan cargo de ellas, porque no se atreven a dar la cara, no se atreven a hablar, a defender sus derechos legítimos de expresión, sus ideales, su valor y asertividad para decir lo que les gusta y lo que no les gusta…¡Pero no lo hacen!, prefieren comerse primero las 20 uñas (de las manos y los pies) antes de externar sus pensamientos y su sentir verdadero.

¿Qué pasó allí?, ¿Dónde empezó esa actitud por demás tan pesimista, tan derrotista, sombría, oscura y conformista?. Obvio hay que buscar el origen del conflicto intrapsíquico, desde la niñez. Y varios estudios científicos han confirmado que las causas concretas de esta alteración emocional o psicológica podrían seguramente tener su raíz en las formas de educación, en la cultura, en la pobreza, en las demandas sociales, en los sistemas de creencias tan arraigados, las imposiciones, los introyectos etc. Dichos elementos distorsionan la percepción, la interpretación y la asimilación del individuo lastimado.

Los impedimentos pues para funcionar con una autoestima sana y óptima, son multifactoriales, y muchas veces también tienen que ver con la cuestión genética y la cuestión ambiental. Con justa razón se dice por allí que el individuo es producto de su medio, y para potenciar la autoestima se tendrían que romper varios paradigmas de vida, ampliar redes de apoyo familiares, sociales, educativos, afectivos, de salud, etc., y ayudar al paciente a mejorar sus percepciones y actitudes conscientes e inconscientes empezando por la aceptación de sí mismo y que aprenda a disminuir y manejar sus miedos, sus dudas, sus culpas, sus carencias afectivas, que aprenda a potenciar su confianza, su seguridad, su individualidad, su valía, y su dignidad como persona. Dejar de ser una persona devaluada, frustrada, desconfiada y anulada que no se atreve a nada porque le tiembla hasta el tuétano de todos sus huesos y el miedo le paraliza o le entume su razón atormentada.

Atrévete a romper los viejos moldes o patrones de conductas disruptivas y descalificantes que te han tenido cautiva(o) en tu cárcel de miedos, de costumbres, de hábitos, vicios y actitudes negativas Aprende a ser tú misma(o) y a tomar tus propias decisiones de vida, ¡Libérate!, rompe las cadenas que te atan al pasado y ejerce tu derecho legítimo a Ser, a Crecer, a Madurar, a progresar, a amar y ser feliz, ¿Quieres mayor recompensa?

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Escrito por

Dora Lidia Pérez Rochín

La Psic. Dora Lidia Pérez Rochín es una de las psicólogas más profesionales que brinda la atención y orientación necesaria para poder resolver sus problemas emocionales que pueden estar afectando su vida social y familiar. Cuenta con el conocimiento y la experiencia necesaria.

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