¿Tristeza y depresión en Navidad?

La tristeza y la depresión no son invitadas nunca a la cena de Navidad, sin embargo son las primeras que llegan y las últimas que se van. ¿Quieres conocer más de este fenómeno?

10 DIC 2018 · Lectura: min.
¿Tristeza y depresión en Navidad?

¡Qué increíble parece que siempre se repite el mismo fenómeno de la depresión y la tristeza para las épocas decembrinas! Empezando incluso desde el mes de noviembre, ya se puede observar el incremento de estas patologías tan comunes para estas fechas, sobre todo en adultos mayores, como lo asegura un experto en Psicología Clínica, el Dr. Ulises Armenta López, facultativo muy reconocido por la Universidad Autónoma de Sinaloa, en conferencia realizada recientemente en esta entidad:

Muchos cuadros clínicos se asocian a personas de la edad avanzada, ya que no es lo mismo hablar de un adolescente o de un adulto joven, por ejemplo, un adulto mayor que ha tenidos pérdidas como la pareja, o los hijos, o a lo mejor su deterioro físico o enfermedades que tenga, obviamente eso va a lacerar su condición psicológica y le va a impactar de forma negativa. Además, repercute la distancia geográfica que en ocasiones existe entre los individuos por asuntos laborales, legales o personales, afectando igualmente la salud emocional de los familiares. Y entonces todas esas condiciones de pérdida, de alejamiento, de asociación con la convivencia familiar, al momento que no se tiene ese elemento, esa vivencia y experiencia, son situaciones que afectan emocionalmente a las personas.

Es obvio que cuando no se reconocen estos sentimientos y no se canalizan de forma oportuna y correcta, las personas podrían necesitar ayuda psicológica o hasta psiquiátrica cuando se presenta un cuadro depresivo severo o mayor.

Tristezas, melancolías, añoranzas, etc., siempre llevan a cuadros depresivos, incluso no siendo Navidad. Pero en estas fechas repercuten grandemente porque son épocas familiares donde los sentimientos más hermosos y más profundos surgen con más fuerza, el llamado de la sangre, los campos energéticos y emocionales que unen a las personas, las integra con supremo amor, armonía y espiritualidad, sobre todo si se toma en cuenta lo que representa la navidad para las familias, o natividad del Niño-Dios.

Pero no sólo hay reflexión dulcemente dolorosa por ser un día tan especial del año, sino precisamente porque está por terminar también ya el año y con él se van muchas esperanzas, muchas cosas que la mayoría de las personas quisiéramos retener, pero obvio ¡Eso no es posible! El tiempo no se puede detener, ni lo podemos aprehender o sujetar con la cuenca de nuestras manos. El tiempo y el espacio son libres y hay que dejarlos fluir. De igual manera nosotros tenemos que aprender a fluir con el tiempo y las circunstancias de vida. Soltar, dejar ir, decir adiós, se convierte entonces en toda una obra de arte… ¡No es fácil soltar y decir adiós! Y menos cuando están involucrados nuestros sentimientos, nuestros apegos que son los que causan tanto dolor y tanto sufrimiento.

Sin embargo… Sí existe una esperanza, sí existe una última oportunidad para elaborar esos sentimientos de dolor que en ocasiones son inenarrables, esta esperanza es: hacer conciencia de lo que está pasando adentro de nosotros. Convertirnos en observadores y observados al mismo tiempo y aprender a bucear en las profundidades de nuestro Ser Interior profundo. Introspectarnos de momento en momento, asomarnos hacia esos estados anímicos y depresivos, conocerlos y cuestionarnos ¿Porqué hemos caído en esos estados emocionales tan lamentables? Y cómo podemos salir de ellos. Aquí se trata de revisar y analizar todos los recursos personales que tenemos, afilar el hacha y cortar con todo lo que nos está siendo adverso, tóxico y dañino, principalmente los malos hábitos, costumbres, vicios… y evitar el consumo de sustancias tóxicas como el tabaco, el alcohol y las drogas. Modificar estilos de vida que nos contaminan como el exceso de comida y bebidas, la falta de ejercicio, la falta de sueño, el descuido y deterioro de nuestra salud física, mental y espiritual… ¡Todo repercute!, porque una cosa lleva a la otra.

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Es cierto, podemos estar muy enojados con nosotros mismos y frustrados actualmente por muchas cosas: 'No alcanzan los dineros', 'No alcanza el tiempo', 'Estamos saturamos por el cansancio y el estrés navideño', 'Todo parece estar adverso y sentimos que nada nos sale bien', 'Las presiones van en aumento conforme se acerca el gran día', etc., y peor aún cuando estamos atravesando por una de esas malas rachas de un abandono o ruptura sentimental, o una enfermedad terminal en casa, o como dijo el Dr. Armenta López, cuando algún ser querido se ha ido para siempre o un familiar se encuentra muy lejos. ¡Sí tendemos a deprimirnos y ya nada nos sabe igual!

Es indispensable por lo tanto, invitarnos a la más profunda de todas las reflexiones y darnos cuenta de que podemos potenciar todos los recursos personales que tenemos, tanto internos como externos, de apoyo y fortalezas a nivel cognitivo, afectivo, social, interpersonal, etc., para hacer un examen de conciencia, una evaluación integral de nuestra humana personalidad y estar en capacidad de poder visualizar o incluso dimensionar dónde nos encontramos, qué queremos, con qué o con quién contamos y hacia dónde o en qué dirección queremos dirigir nuestra valiosa vida.

Si no sabes cómo hacerlo, acude a tu psicólogo(a) de confianza para que te oriente y te facilite tu comprensión creadora y aprendas a cambiar tus pensamientos y recuerda: Evadir o posponer te causará más estrés, más ansiedad, más depresión y más dolor emocional. Esta Navidad regálate la alegría de aprender a manejar tus pensamientos, tus sentimientos y emociones, te conviene, ¿Sabes por qué? Aquí y ahora te lo diré:

Los pensamientos curan más que los medicamentos y por si esto fuera poco, eres tú mismo(a) el(la) que elije y nadie más, ¿De acuerdo?

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Escrito por

Dora Lidia Pérez Rochín

La Psic. Dora Lidia Pérez Rochín es una de las psicólogas más profesionales que brinda la atención y orientación necesaria para poder resolver sus problemas emocionales que pueden estar afectando su vida social y familiar. Cuenta con el conocimiento y la experiencia necesaria.

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