Problemática suicida en adolescentes

En México, durante el año 2021 se registraron 8,351 muertes por suicidio, se espera que esta cifra haya aumentado para 2023. Además se sabe que por cada muerte por suicidio hay hasta 20 intentos suicidas. Entre los 15 y 20 años, el suicidio representa una de las primeras causas de mortalidad, siendo las y los adolescentes quienes presentan una alta tasa de mortalidad.

Durante esta etapa de la vida se experimentan fuertes sentimientos de estrés, confusión, dudas de sí mismos, presión para lograr el éxito, incertidumbre y otros miedos. En ocasiones el suicidio parece ser la única solución a estos sentimientos que resultan ser problemáticos.

Como se dijo al principio, esto es prevenible y quienes estamos cerca de adolescentes podemos comenzar a hacer la diferencia. Lo primero es evaluar el ambiente que ofrecemos que sea un espacio de escucha antes que de reproche, empatizar con la o el adolescente, quizá sus ideas sean impulsivas o riesgosas, sin embargo desde la asertividad se puede encaminar hacia algo más seguro sin dejar de lado sus deseos, curiosidades e intereses.

¿Cómo identificar pensamientos suicidas en adolescentes?

Si bien en esta etapa los cambios son constantes, debemos estar alerta a cambios en su conducta. Por ejemplo que exista un aislamiento social, desinterés por cosas que le gustaban y que no muestre interés por cosas nuevas. Estas variaciones en su comportamiento son señales de que algo está pasando y su salud mental se está viendo afecta.

Durante la adolescencia se ha observado una tasa alta de ansiedad así como depresión, no obstante no es necesario que existan estos diagnósticos para considerar el suicidio. Quizá el o la adolescente no busque activamente a su padre o madre sin embargo es importante que como cuidadores o cuidadoras primarias abramos la conversación desde la empatía, por ejemplo podríamos utilizar frases como "Pareces triste. Estoy abierto / abierta a hablar de esto, porque te amo y me importa lo que te pase" En este caso es importante mantener la escucha activa y quizá habrá cosas que no consideramos significativas pero recordemos que para el o la adolescente lo es y lo que buscamos es que tenga un espacio de desahogo. durante estas conversaciones no regañe, no juzgue; escuche y aconseje pues es lo que su hijo o hija necesita.

También es importante fomentar actividades de esparcimiento y contacto social siempre recordando y respetando los gustos de la o el adolescente. Pueden ser deportes o actividades artísticas. Esto con el fin de motivar a aprender y desarrollar habilidades pero también funge como una búsqueda de interacción social. El apoyo social ayuda a crear redes que resultan útiles en temas de confianza y de generar ánimo en las y los adolescentes. Evitemos las luchas de poder en torno a eventos o actividades específicas, ya que nuestro objetivo es respetar las necesidades de su hijo o hija y minimizar el estrés.

Hablar del suicidio no lo promueve, al contrario lo previene. Dialogar sobre el tema reduce la posibilidad de cometerlo y puede ser una oportunidad para ayudar a quien está padeciendo.

La información es nuestra mejor herramienta, acerquémosla a los y las adolescentes desde la empatía y la educación emocional. El suicido tiene un trasfondo emocional desde la autoestima hasta el contexto que puede ser violento por lo que la prevención no sólo viene de hablar sobre depresión o del suicidio mismo sino de muchos otros temas como la gestión de emociones, el acoso escolar, la discriminación, etc. Recordemos que no hay que atravesar por este camino solos o solas hay profesionales de la salud mental que pueden brindar su apoyo, acércate.

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