Convivir vs. Combatir: normalizando el conflicto
El conflicto no es necesariamente algo negativo, puede ser un punto de partida para alcanzar nuevos acuerdos, buscar soluciones, o ayudarnos a transformar situaciones.
Familias reunidas armoniosamente alrededor de la mesa, padres e hijos que siempre resuelven sus conflictos, matrimonios perfectos que nunca pelean, hermanos que nunca discuten… Todas estas familias perfectas son imágenes que nos han vendido los medios de comunicación durante años y, más recientemente, son promovidas por las redes sociales.
Desde hace algunos años he notado la tendencia de la sociedad por publicar imágenes en redes sociales de una perfección imposible de alcanzar. Y la razón por la que es imposible es que, por nuestra naturaleza de seres humanos, vivimos rodeados de conflicto; el resultado es que nos establecemos metas inalcanzables que solo nos generan frustración.
El conflicto no es necesariamente algo negativo, puede ser un punto de partida para alcanzar nuevos acuerdos, buscar soluciones, o ayudarnos a transformar una situación con la que ya no nos sentimos cómodos. Sin embargo, el conflicto si puede ser algo negativo, cansado y frustrante. Es por eso que tenemos que "aprender a pelear".
Muchas parejas llegan al consultorio buscando dejar de pelear, quieren tener una relación en donde no se sientan constantemente lastimados o arrepentidos de las cosas que -en un momento de furia- le dicen a su pareja. Mi recomendación siempre es la misma:
no podemos dejar el conflicto a un lado; pues al ignorar las cosas que me molestan lo único que hacemos es acumular sentimientos negativos que estallarán cuando menos lo esperemos, a veces por cosas insignificantes.
Es por esto que en el consultorio trabajamos para establecer o reestablecer canales de comunicación de una manera más sana, algunas recomendaciones para tener conversaciones constructivas en lugar de destructivas son: mantener la discusión en el aquí / ahora, no asumir las intenciones o sentimientos de mi pareja, respetar los tiempos fuera cuando alguien los necesita, crear momentos para tener discusiones y, muy importante, siempre llegar a acuerdos.
Estoy consciente de que suena fácil… y que por el contrario puede ser difícil ponerlas en práctica; es por esto que próximamente exploraremos cada una a profundidad.
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