Violencia en pareja

México registra el índice más alto de violencia en los últimos años, su origen se gesta en la violencia intrafamiliar; es aquí donde se espera que las próximas generaciones sean formadas y salgan de ellas personas responsables, maduras, respetuosas.

La violencia se puede manifestar de diferentes maneras:

• Física: golpes con las manos o con objetos, pellizcos, empujones, bofetadas, puñetazos, rasguños, mordidas y cualquier agresión física
• Emocional: insultos, amenazas desprecios reproches, celos, desconfianza, críticas a la forma de vestir o a la selección de amistades
• Sexual: exhibir en público caricias o tocamientos, caricias sexuales o ejercicio coital sin consentimiento, prácticas eróticas no consensuadas.
• Económica: limitar o no cumplir los acuerdos y aportaciones, condicionar los acuerdos a prácticas sexuales.

La violencia es aprendida, producto de la socialización e intercambio entre personas. Generalmente se aprende en el núcleo familiar, entre miembros de la familia, en las primeras experiencias con los padres, hermanos, familiares y amigos o vecinos. Posteriormente, se reproduce en pareja y en la nueva célula familiar.

La violencia intrafamiliar consiste en agresiones ejercidas entre los miembros de la familia o uno de ellos, generalmente por el que siente que tiene más fuerza o poder. El lugar en donde se esperaría que haya más protección para la familia y sobre todo para los niños, se convierte en el lugar más peligroso, en donde se presentan insultos, golpes entre los padres, de los padres hacia los niños, entre los niños ya sea entre hermanos, compañeros de escuela.

Es importante considerar, que la violencia puede estar naturalizada, (hay descalificaciones, insultos, burlas, empujones, pellizcos, bofetadas jalones de pelo o agresiones más intensas) cuando se produce cualquier tipo de violencia y esta se encubre, no solo está enferma la persona violenta, sino todo el sistema familiar. Por otro lado los roles de la víctima y victimario, se van alternando, con frecuencia no se percibe, cuando la víctima cambia el rol de victimaria.

Ciclo de la violencia

El ciclo de la violencia no es privativo de la pobreza, ni de los hombres o mujeres, se presenta en cualquier nivel social y se reproduce en los hijos y ellos la repiten con sus hermanos y compañeros de escuela, incluso hacia sus profesores.

Luna de miel: La primera fase o luna de miel, es la consecuencia de la previa fase de violencia, él o ella se muestran arrepentidos, con sentimiento de culpa, haciendo promesas respecto al amor, el compromiso, las responsabilidades y alardeando sobre lo bueno que son como parejas y padres, se muestran colaboradores y alagan sobre manera al cónyuge violentado.

Acumulación de tensión: La segunda fase viene acompañada de la acumulación de tensión a través de la sensación de que en cualquier momento habrá una discusión de explosión que se vive con chantajes, bromas hirientes, celos culpa control prohibiciones, regaños, cualquier cosa puede ser motivo de pleito (la comida, la ropa, el orden en la casa, gritos de los niños, algún error u omisión), esta sensación también comunica miedo, desconfianza y propicia la violencia.

Periodo violento: es el momento en el cual se manifiesta la descarga de la ira, pudiendo llegar a graves consecuencias como el asesinato, la violencia en cualquiera de sus formas.

Temor a la pérdida de la relación: La cuarta fase es el temor a la pérdida, la tolerancia excesiva es lo más común, el agresor promete el cambio, ofrece regalos, proporciona más dinero de lo acostumbrado, el agresor pasa por alto lo que antes no toleraba, se practican las relaciones sexuales de reconciliación. Y de este modo se perpetúa el ciclo de violencia, y poco a poco casi sin percibir se va incrementando, justificando y tolerando. la mejor forma de romper este ciclo es romper el silencia hablando y denunciando los actos, esto requiere fortaleza, empoderamiento de ambos cónyuges.

Para prevenir la violencia en la pareja es importante tener en cuenta lo siguientes valores

Respeto: no se puede dar lo que no se tiene, una persona que respeta, es porque se respeta a si misma, sabe lo que quiere construir en su familia, habla dialoga y toma acuerdos, y los cumple.

Comunicación: se basa en la confianza para expresar ideas, sentimientos, dudas y anhelos, ambos buscan soluciones, evitan exigir tener la razón y escuchan con atención.

Disciplina: ambos se disciplinan a sí mismos y por lo tanto, se refleja en toda su familia

Colaboración: ambos están comprometidos en cumplir los retos y trabajo que la familia requiere, tanto en el hogar la economía y la atención a los hijos y la familia política.

Responsabilidad: cada integrante de la familia conoce su función en la familia y se compromete a ejercerla

Madurez: son dos adultos maduros que enfrentan y conocer los retos de formar una familia

Objetivos: ambos han acordado lo que desean como familia para ambos y su descendencia, sin sacrificar los anhelos personales.

En el momento que faltan los puntos arriba señalados, es fácil caer en la violencia.

Una pareja se forma por el acuerdo y voluntad de dos personas, cuando una de ellas decide por la razón que considere separarse, está en pleno derecho de hacerlo.

En caso de haber hijos de por medio es importante llegar a acuerdos, para que los hijos pasen de la mejor manera este proceso.

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