Un ejercicio de interpretación propia

En este articulo se reflexiona brevemente sobre la importancia que tienen las manifestaciones interiores que en la actualidad se desestiman: los sueños.

26 MAY 2020 · Lectura: min.
Un ejercicio de interpretación propia

Mientras que los antiguos griegos consultaron al oráculo para responder a una pregunta sobre sí mismos, nosotros los posmodernos acudimos a Google. En ese breve descanso de la rutina cotidiana, resulta fácil teclear en el celular cualquier inquietud personal. Si confiamos en el remedio de una infección bacteriana que proporciona alguna página web, no nos sorprende que el significado de nuestros sueños pueda estar escondido en el ciberespacio. Pero resolver un enigma personal nunca ha sido tan sencillo. Ninguna historia íntima puede ser descifrada por un conjunto de opiniones y remedios ajenos. Un proceso semejante ocurre con los sueños: es necesario un ejercicio de interpretación propia.

En la tradición del estudio de lo onírico hay diversas concepciones para explicar su naturaleza. En esencia son procesos neurológicos para las teorías científicas; de modo que el sentido que se les otorga es como el de cualquier otro proceso somático ordinario: es normal mientras no provoque un malestar insoportable. Esta idea convierte a los sueños en sucesos nimios. Niega un valor íntimo y, en consecuencia, anula el significado que puede tener para el soñante. En contraste con esta teoría, existe otra más antigua desde los tiempos de la adivinación. Su propuesta es que los sueños sí tienen un sentido. Sin embargo, la trampa en la cual se precipita quien desea descifrarlo es el método, pues sugiere buscar en un diccionario de los sueños el significado que concierne a cada elemento soñado. Si en el sueño apareció una paloma, el catálogo podrá decir que se traduce como paz o armonía. La paloma es tal vez asociada comúnmente a este significado desde el Antiguo Testamento, lo que refuerza que sea un símbolo colectivo y en consecuencia, problematiza su interpretación.

Por fortuna, no hay teoría que enaltece más a la vida interior de las personas que la psicoanalítica. Uno de los argumentos primordiales es que cualquier manifestación interna tiene importancia porque podría transmitir una respuesta que resuelva preguntas personales. Los sueños para el psicoanálisis son un oráculo interior. Transmiten un mensaje privado. Si el psicoanálisis apuesta por valorar a los sueños es porque su traducción aporta contenidos para resolver una duda de la historia individual. A diferencia del método que usa símbolos colectivos y de las teorías científicas que no les dan importancia a los sueños, el método psicoanalítico prefiere lo individual: el soñante es su propio descifrador. Lo que para alguien significa soñar con un útero no es lo mismo para otro. Quizá un soñante se pregunta por su feminidad y el otro por su nacimiento.

Interpretar un oráculo no es una actividad simple. Según los griegos, los dioses se expresan de diversas formas que no son asequibles a los humanos. El mensaje que se transmite está velado. Los sueños nunca se nos presentan evidentes para desentrañarlos. Hace falta aprender a interpretarlos. Sigmund Freud nos enseñó un método que con la práctica y atención a nosotros mismos, podemos averiguar lo que nuestros sueños nos informan. Se trata de reflexionar sobre el contenido de los sueños sin desestimar ningún pensamiento por más ilógico que nos parezca. Similar al proceso de imaginación en el cual no se deja espacio para la crítica y los pensamientos adquieren libertad para fluir. Al comienzo este método parece complicado pues evocar nuestras ocurrencias implica recordar el contexto personal, trabajar con las vivencias de los días pasados y establecer conexiones inesperadas.

En la analogía del oráculo y el sueño, hay otro elemento por revelar: el mensaje también se transmite en un sitio. En el Santuario de Delfos, una montaña de piedra caliza, estaba un oráculo; y en el consultorio del psicoanalista, los sueños pueden ser descifrados. Acaso habrá un día de nuestra rutina cotidiana en el que podamos acudir a su diván, hablar de los sueños y comprenderlos. Si Edipo Rey hubiera conocido la técnica freudiana para interpretar los sueños, tal vez su destino no sería la misma tragedia que ahora conocemos.

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Escrito por

Psicólogos Navarro-Trejo

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