Terapia cognitiva para la alta sensibilidad química

Existen personas que tienen una respuesta poco favorable a diferentes sustancias químicas como perfumes, desodorantes, suavizantes… y su malestar se manifiesta en dolor muscular, dolor de cabeza, náuseas, taquicardias, espasmos musculares o alteración digestiva. Es lo que se conoce como sensibilidad química múltiple (SQM) y fue descrita en los años 50 por el estadounidense Theron G. Randolph. Sin embargo, la enfermedad no existe como tal.

La SQM a la fecha no ha sido definida y la biología en conjunto con la medicina no ha encontrado ningún mecanismo que la provoque y tampoco hay una causa que lo demuestre científicamente. Esta " patología" se acompaña de síntomas a los que se les relaciona como causantes.

¿Cómo reaccionan los pacientes?

Las personas con diagnóstico de SQM son casos complejos de tratar porque sí tiene un desorden y desarrollan múltiples síntomas físicos como respuesta al estrés, pero no siempre reciben atención médica y psicológica acertada o a tiempo. 

La psicóloga Rosa Sánchez Morales explica que las personas con altos índices de sensibilidad pueden ver agravada su calidad de vida por el estrés que les supone enfrentarse a estos síntomas, que podrían considerarse "imaginarios".

La terapia cognitivo conductual ha dado excelentes resultados en estos casos, porque la psicoterapia ayuda a estos pacientes a reestructurar su percepción, formas de pensamiento y el locus de control interno.     

La mejor terapia

Las personas que padecen SQM sufren los mismos síntomas que aquellas personas que presentan rechazo a sustancias químicas sintetizadas. En el caso de padecer SQM todo depende de una enfermedad que está más en la mente que en el organismo.

Al tener contacto con cualquier sustancia química sintética, sin importar a qué nivel se encuentre, estas personas no pueden llevar una vida normal. Sin embargo, no se debe confundir este grado de sensibilidad con alguna alergia física.

Las personas altamente sensibles se cierran, deciden aislarse del mundo y optan por emplear productos de higiene o de limpieza especiales; la mayoría libres de químicos artificiales. A fin de no presentar estos síntomas y evadir a esta enfermedad, deciden no llevar a cabo actividades cotidianas o comentar lo que sienten, por miedo al rechazo.

La relación entre mente y cuerpo es clara en estos casos: el cuerpo genera una reacción frente a ciertas sustancias porque la mente las rechaza antes de entrar en contacto con ellas. 

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