Talla Cero

Los trastornos de la alimentación no son una elección, son reales y afectan tanto al individuo como a su familia.

16 AGO 2016 · Lectura: min.
Talla Cero

En el 2006 Anna Carolina Reston murió a sus 21 años, midiendo 1.73 de estatura pesaba tan solo 40 kilos; la modelo brasileña -que seguía trabajando hasta poco antes de su muerte- tenía anorexia. En México la actriz Karla Álvarez, de 41 años de edad, murió de bulimia en el 2013.

Los trastornos de la alimentación no son una elección, son reales y afectan tanto al individuo como a su familia.

¿Por qué un/a adolescente de 12 ó 13 años se preocuparía de no ser lo suficientemente delgado/a? ¿Por qué un hombre o una mujer pensarían que no merecen alimentos? La idea puede venir de los padres o de los compañeros de escuela y complementarse con lo que nos venden los medios de comunicación; sin embargo, los desórdenes alimenticios no se limitan a la imagen que tenemos de nosotros mismos.

Es verdad que la publicidad nos vende productos, pero va más allá y nos vende conceptos: ideas sobre el amor, la sexualidad, el valor de una persona, lo que significa el éxito... La publicidad no solo nos dice cómo deberíamos de vernos, sino quienes debemos de ser.

Cada vez es más frecuente escuchar historias de personas que tienen problemas de alimentación: anorexia, bulimia, ortorexia, atracones y vigorexia se han hecho cada vez más comunes; aparece tan temprano como a los 12 años y afecta a las personas sin importar el tipo de cuerpo que tengan.

Cuando la sociedad perpetua modelos en donde el valor de una persona está asociado a la apariencia, cuando los padres ponen el énfasis en la perfección física y cuando no se educa para la asertividad se alimentan la falta de seguridad y la creencia de que no hay valor intrínseco en la persona.

El trabajo con problemas de autoimagen y alimentación no es fácil, se convierte en una lucha contracorriente en la que parecería que la sociedad nos exige ser menos: ocupar menos espacio, tragarnos nuestras palabras, ser una copia fiel de lo que está de moda y consumir para tener valor.

El trabajo que se realiza en el consultorio con las personas que tienen estas problemáticas incluye trabajar desde los pensamientos de la persona, el cuestionamiento de conceptos, trabajo con la imagen propia, recuperar el valor intrínseco como persona, retomar la propia voz, la asertividad, entre otros. El apoyo familiar y el no juzgar a quién tiene el problema son básicos para que la persona salga adelante.

Finalmente, quisiera compartir algunas ideas clave que han surgido al trabajar con personas que han experimentado problemas de alimentación: (1) los desórdenes alimenticios no se limitan a una edad o tipo de cuerpo específicos, (2) el problema subyacente no está relacionado a la comida, y (3) la recuperación si es posible.

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Escrito por

Psic. Ale Carcaño Díaz

Psicóloga licenciada en la Universidad Marista de Mérida. Especialista con una maestría en adicciones y en desarrollo organizacional. Diplomada en filosofía existencialista. Cuenta con quince años de experiencia en atención terapéutica y en diferentes universidades, además de haber trabajado en estados.

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