Secuelas del acoso y el abuso sexual contra las mujeres (a propósito del hastag #metoo #yotambién)

Después de que la actriz Alyssa Milano se armara de valor y expusiera en sus redes sociales que había sido víctima de acoso sexual, son cada vez más las mujeres que se identifican con el #MeToo, una campaña que se convierte en el estandarte de quienes han sido víctimas de abuso y acoso sexual.

México se une a este llamado con el movimiento #MeTooMX, con gran repercusión en medios de comunicación y redes sociales.  Para nadie es un secreto que las mujeres sufren acoso sexual tanto en el ámbito laboral como en el espacio público porque tenemos la idea generalizada de que un piropo subido de tono, un roce o incluso, un tocamiento sin autorización es parte normal de la vida y es prácticamente inevitable.

Gracias a movimientos de sensibilización como #MeToo y #MeTooMX podemos cambiar la percepción de esos "acosos" sutiles o explícitos. Es un paso importante en el cambio de paradigmas, en la evaluación de la educación machista que recibimos en casa y en la escuela y sobre todo, en el respeto al rol femenino. Estar rodeadas de acosadores y abusadores sexuales no tiene por qué ser normal.

Las multitudinarias manifestaciones en contra de la violencia machista también revelan el cansancio de las mujeres ante la impunidad estatal y la normalización del acoso, la violencia intrafamiliar y el abuso de niñas menores. Según datos del Secretariado Ejecutivo, cada dos horas y media es asesinada una mujer en México, solo por el hecho de ser mujer. 

Como afirma la directora regional para Latinoamérica y el Caribe de Unicef, María Cristina Perceval, los feminicidios no son solo una cuestión de seguridad sino también de Derechos Humanos:

El feminicidio no es solo un problema de seguridad sino de derechos humanos y atraviesa todos los sectores y como tal hay que tratarlo e intervenir. (...) hay que corregir los sistemas de salud, de policía, de justicia y de educación.

Secuelas del acoso y abuso sexual

Gracias al #MeToo y al #MeTooMX y a las manifestaciones masivas en contra de la violencia de género comprendemos la realidad de muchas mujeres que han atravesado por este pantano lleno de acoso y abuso sexual; y por supuesto, nos hace reflexionar acerca de las secuelas que ocasionan en sus víctimas.

Todo sería perfecto cuando el respeto y la tolerancia se hicieran valer como es debido y de igual manera tanto en hombres como en mujeres: en todo ser humano. Con estos dos detonantes todo sería diferente; pero, lamentablemente la realidad es otra, miles y me atrevo a decir que millones de mujeres tienen que sobrevivir a su realidad, el aguantar acoso y abuso sexual en todo su entorno: laboral, familiar, escolar, social.

Estas agresiones a la mujer son más comunes de lo que se cree. Son diversos los factores que la incitan; aunque, cuando el hombre se cree "macho" lo principal que genera en sus víctimas es un rotundo temor, juega con sus emociones y poco a poco las va deteriorando más; es una auténtica bestia del suicidio de la valentía, amor propio, identidad, dejando a la mujer como un objeto que puede manipular a su antojo y a su conveniencia.

Por la forma en la que se da el acoso y el abuso sexual, la vida de la mujer presenta secuelas, porque toda mala conducta, incluidas éstas, tiene consecuencias: efectos que acompañan por mucho tiempo hasta que la mujer decide por voluntad propia o por ayuda de alguien más salir de ese hoyo que poco a poco la consume.

Las secuelas más comunes que presenta la mujer tras haber sido víctima de acoso y abuso sexual se reflejan en lo siguiente:

• Haber sido atacadas sexualmente o haber sido víctimas de acoso, la autoestima de la mujer comienza a desquebrajarse.
• Se convierten en seres que crean dependencia del hombre que las agrede, creen que ellos son la autoridad. Tal como seguramente paso con el productor de Hollywood.
• Las respuestas emocionales que presentan son muy limitadas, se autocritican continuamente y su autoestima cada vez más va en declive.
• El miedo, estrés, ansiedad, depresión y desorientación son los trastornos que a menudo las acompañan. Se sienten pérdidas, no saben qué hacer ni cómo reaccionar.
• Se convierten en mujeres ermitañas, se aíslan de los demás, no quieren comunicarse con nadie. Esto en casos más graves del abuso sexual.
• En el abuso sexual o acoso, llegan a pensar que la agresión ha sido por su culpa.
• Presentan bloqueo emocional, impotencia
• La irritabilidad y la posible caída al alcoholismo pueden presentarse.

Si eres víctima de acoso y abuso sexual no te calles, grita, expresa y que nada te detenga que eres una más, puede ser que estos gritos logren despertar a las autoridades y a todos aquellos que se creen superiores.

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