Psicólogo del deporte... ¿Necesidad o moda?

El deporte es una actividad que normalmente resultaría ser relajante, es decir como bien solemos hacer o decir es que para desconectar un poco podríamos hacer alguna actividad física; sin embargo ¿Qué pasa cuando el dedicarse al deporte resulta ser aún más estresante?

Los deportistas suelen experimentar emociones totalmente opuestas, cada una de las competiciones pueden causar felicidad o tristezas extremas, razón por la cual viven en constantes estados de ansiedad. El hecho de tener que estar preparados para la carrera del fin de semana, para el partido de futbol del miércoles, para el torneo del domingo requiere de concentraciones y grandes esfuerzos tanto físicos como mentales.

En la actualidad la presión por ser los mejores en lo que hacen ha ido incrementando, bien es sabido que la popularidad de los deportistas ya no solo se queda en sus campos de juego, si no que traspasa revistas, pasarelas y cosas que van mucho más allá, lo cual ayuda a que el estrés se incremente y se sienta una obligación por odiar y superar en todo momento a sus más fuertes rivales.

Con todos estos cambios emocionales se ha visto en la necesidad de tratar a los deportistas en diferentes niveles.

La motivación

En primera instancia, la figura del psicólogo del deporte aparece por la necesidad de indagar a nivel sensorial y emocional los puntos fuertes de sus pacientes, es decir para todo individuo existen aptitudes mayormente desarrolladas, las cuales a través de un estudio se analizan con la finalidad de potenciarlas hasta su más alto nivel.

Tras haber detectado dichas aptitudes o variables, el psicodeportológico se enfoca en asistir a su paciente para impulsarle mediante diferentes técnicas adaptadas a la personalidad del mismo a fin de que su rendimiento sea al máximo, gracias a la concentración y al enfoque de las técnicas mentales usadas en sus tratamientos.

En pocas palabras el psicólogo del deporte se encarga de motivar e impulsar al deportista para que su rendimiento sea lo más alto posible, acompañan a su paciente en el logro de sus metas y les ayudan a lidiar en el manejo de relaciones personales, concretamente las relaciones con sus oponentes.

La otra cara de la moneda

Como ya lo hemos mencionado, los deportistas atraviesan constantes estados de ansiedad causados por la intermitente presión de ser siempre los mejores.

El hecho de tener que estar siempre concentrados trae repercusiones inter-personales, es decir los entrenamientos a cualquier tipo de práctica absorben casi por completo el tiempo de la persona, el tener que dormir temprano, comer y no poder comer ciertas cosas, no poder salir en ciertos horarios termina atrofiando en cierta forma la vida privada e individual del deportista. El tener una pareja resulta muy difícil pues no se le podrá dedicar el tiempo deseado, el ver a la familia es también limitante por el mismo problema del tiempo y el asistir a una fiesta es algo casi prohibido pues deben estar completamente alejados de los vicios y del mal dormir.

Los fracasos en cualquier competición, es evidentemente lo peor que les puede pasar, pues estarse privando de muchas cosas y haber dedicado tanto tiempo a algo para sentir la presión de la derrota es un golpe emocional muy fuerte. Los representantes, los entrenadores, los medios, etc., en determinado momento fungen como agentes agobiantes para el deportista, puesto que así como le celebran los triunfos, le critican fuertemente cada una de sus derrotas.

Las lesiones son otro fuerte golpe emocional, claramente un deportista debe encontrarse en perfectas condiciones físicas para poder dar lo mejor de sí en cualquiera que sea su actividad, y es que estas siempre se encuentran a la orden del día ya que toda actividad física implica un riesgo, no hay deporte que no exponga a la persona a una fractura, a un rompimiento de ligamentos, a lesiones severas musculares, entre otras cosas. Esta situación por tanto, desata ansiedad ante la incertidumbre de si la lesión será reparada al 100% y si el deportista se podrá reincorporar a su actividad en el menos tiempo posible; esta ansiedad puede traer consigo latentes depresiones o estados de estrés emocional.

Para ello también siempre es importante que cada figura deportiva pueda tener un psicólogo especialista en personas que practican deporte, ninguna actividad es fácil, pero con ayuda emocional de la mano, sin duda traerá muchas más satisfacciones.

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