¿Necesito filtrar lo que digo o callar lo que pienso me enferma?

Para convivir es necesario poseer filtros entre lo que pensamos y lo que manifestamos en voz alta. Sin embargo, cuando NO expresamos las emociones podemos enfermar. ¿Cuál es el equilibrio?

2 MAR 2020 · Lectura: min.
¿Necesito filtrar lo que digo o callar lo que pienso me enferma?

¿Encajar o estar en guerra permanente?

Es fundamental establecer un claro equilibrio entre ambos, la conformidad es aquella actitud que tenemos como individuos o comunidad por la cual cambiamos nuestras creencias y convicciones, nuestra mirada de la vida; con el objetivo de "encajar" en un grupo o contexto social, aquel que suele expresar -condicionado o no- el pensamiento de la mayoría.  Es allí que debemos revisarnos,

El Síndrome de Solomon se llama a aquellos comportamientos en donde la persona quiere pasar desapercibida de un grupo, no llamar la atención o sobresalir en sus declaraciones por miedo a que el grupo social la margine. 

¿La opinión ajena nos pesa demasiado?

Independientemente de que estemos seguros de que lo que otros piensan o manifiestan no es correcto, terminamos asumiendo las verdades que gritan más fuerte. Las razones suelen ser obvias:

  • Baja autoestima. La autopercepción está devastada, nos creemos incapaces de manifestar una idea inteligente.
  • Falta de autoconfianza. Nos aterra pensar que el otro nos señale y nos deje en ridículo.
  • Desvalorización de las capacidades propias. No nos animamos a desarrollar nuestras capacidades en algún proyecto personal y nos bloqueamos.
  • Dependencia emocional. No podemos estar solos, necesitamos cobijarnos en un ser querido que nos haga sentir importantes.
  • Necesidad de aprobación ajena. No nos atrevemos a equivocarnos, por temor a quedar afuera de un grupo social al que anhelamos pertenecer.

El otro extremo: gritar nuestras verdades a boca de jarro

En el lado opuesto de quienes padecen el Síndrome de Solomon, están aquellas personas que se la pasan vociferando "sus verdades" a diestra y siniestra, sin importar herir o incomodar al otro, sea de su entorno afectivo o cualquier desconocido.

Hay una diferencia entre la sinceridad y el sincericidio. Este último, como lo sugiere el neologismo, es aquella verdad brutal que termina por matarnos simbólicamente. Cuando no tienes en cuenta al otro y tampoco a ti mismo, y menos aún reparas en los contextos: ya sabes lo que puede pasar si le gritas a tu jefe una verdad en su cara. Si no lo haces con él, ¿entonces por qué te lo permites con tus seres queridos?

Un cuchillo es un herramienta útil y habitual en nuestra vida cotidiana. Pero sabemos que también suele ser un arma letal. La diferencia abismal está en el uso que hacemos de las herramientas. Nuestras palabras también lo son, aquellas que expresamos y por el contrario las que callamos. Estas últimas son especialemente delicadas: pueden mantener la paz o destruirnos silenciosamente.

¿Entonces, cómo equilibrarnos? 

Filtrar es una acción que nos ubica en el medio de las posturas citadas anteriormente. Es verdad que la mayoría de las personas no se encuentra en tales extremos, o por lo menos asume diferentes actitudes dependiendo el espacio social: el trabajo, el hogar, las relaciones interpersonales, los espacios de socialización.

Para aprender a pasar por un filtro de aceptación social nuestros pensamientos y a la vez dejar en claro nuestra postura ante la vida, podemos desarrollar ciertas habilidades. Si no puedes hacerlo solo, recurre a la ayuda profesional, diferentes terapias de Desarrollo Personal pueden adaptarse a tu personalidad y reforzar aquello de lo que careces:

  • Empatía. Es cuando te pones en el lugar del otro, teniendo en cuenta su realidad y su mirada de la vida, que puede no ser la tuya.
  • Motivación. Activándola puedes orientar tus conductas y acciones o la falta de ellas. 
  • Superación personal. Proceso por el que aumentas tu calidad de vida desarrollando cualidades que ya tienes y no sabes cómo usar.
  • Sensibilidad. Algunas opiniones deben ser expresadas con tacto, de manera delicada, y otras pueden ser guardadas hasta que llegue su momento. 
  • Habilidades sociales Te ayudarán a no lastimar al otro, y a la vez no callar lo que piensas. Ser habilidoso no es mentir, sino decir la verdad de la manera más adecuada posible a diferentes situaciones. 
  • Inteligencia emocional. Es la capacidad de controlar el propio estado emocional y el de los demás. Con ella redirigimos y equilibramos las emociones. 

La clave: el buen uso de la verdad

Si te la pasas queriendo encajar y para ello aceptas, mientes o callas, lo único que logras es enfermar, ya que lo importante no es que escondas tus intenciones del resto, sino de ti mismo: la autotraición es lo que realmente disminuye tu salud emocional y psíquica.

Por el contrario si te la pasas hiriendo a medio mundo por creer que eres fiel a ti mismo, lo único que logras es andar por la vida de manera necia, en la obstinación del error, y cosechando enemigos que finalmente, te apartarán del grupo.  

Practicar la empatía es entender que el otro es un nosotros, porque solo nos realizamos como personas en la interacción social. Nuestras sociedades son cada vez más violentas y excluyentes por la intolerancia a las ideas ajenas. A nivel personal, lo que nos queda es ante todo respetar al otro, escuchar sus ideas, exigiendo al mismo tiempo que se nos escuche. Saber cuándo debemos callar, cuándo gritar, y cuándo establecer filtros para mantener la convivencia es un ejercicio diario que debe ser practicado de manera consciente.

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Comentarios 2
  • Alberto Quintana

    En mi caso sufro por no decir las cosas, las tengo que decir, me ha metido en problemas, pero es que me siento mal si no digo lo que pienso :(

  • Guadalupe Jokebed Salazar

    Yo pase por el síndrome de Solomon conmigo y con el resto hacia el sincericidio fue la peor etapa de mi vida me gustaría que hicieran un artículo con más causas de esto, gracias de antemano.

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