¿Migajas de amor? ¡No, gracias!

Platicando ayer con un grupo de buenas amigas, una de ellas comentaba que en su vida sólo había recibido puras migajas de amor, y que nunca había sido feliz en sus relaciones de pareja. Obviamente ella ya no creía en el amor, ni darse la oportunidad de volver a intentarlo, o por lo menos recuperar la confianza y la seguridad de que en algún otro momento o lugar del mundo encontraría la manera de satisfacer su enorme necesidad de amar y ser amada plenamente.

Las relaciones de pareja que se dan a medias, no satisfacen plenamente a nadie y tampoco nadie pensaría en aceptar una relación a medias, o una relación de pareja compartida, en la que sólo se van a recibir las sobras, aunque se trate meramente de un aspecto sociocultural. ¿Auto-engaño?, quizá sí; pensar que cuando te enamoras, (aunque sea de un hombre casado), te van a bajar el cielo y las estrellas o que te sacaste la lotería sin comprar cachito, o que te eligió a ti porque eres más joven o más bonita, etc., pero la realidad a veces resulta demasiado aplastante.

Una mujer por ejemplo que se enamora perdidamente (o se encapricha), de un hombre casado, descarado, cínico, mujeriego, caradura y por demás, con una actitud insolente, él no la engaña, él está haciendo muy bien su trabajo y le está funcionando, le habla claro desde un principio, le expresa abiertamente que a él le gusta vivir así, que él es así y que no está dispuesto a cambiar, y la mujer ilusamente piensa que con su amor sí lo va a cambiar, confía demasiado en que el hombre desvergonzado modifique sus conductas, pero resulta que pasa el tiempo y las cosas siguen igual, o peor, pues su valiosa vida sólo la ha llenado de tristezas, decepciones, frustraciones, desánimos y amarguras. ¡Puras patadas al hígado!, la mujer está enferma de tanta amarga reacción. ¿Porqué conformarse con un amor a medias o un amor compartido?

Sucede también por ejemplo, que algunas parejas (disparejas), no funcionan tan bien como era esperado, porque tan pronto se "clavan", se sienten tan seguras de ser amadas, que se echan la cola al hombro y cachetonamente se convierten en "protegidas" de su pareja. Obviamente el sobre-protector o la sobre-protectora termina hartándose de esa relación. No se trata pues sólo de dar y dar, sólo de aquí para allá, ¿Y de allá para acá nada?, ¡Pues no, gracias!

Las relaciones de pareja "normales" tendrían que ser recíprocas en todo sentido para que funcionen óptimamente, de lo contrario podrían convertirse en objetos de atención clínica, la co-dependencia emocional, los celos, las culpas, las exigencias, maltratos psicológicos y negligencias, miedos, dudas, temores, cohesiones, hostigamientos de toda especie, amenazas, e incluso, violencia sexual por parte del cónyuge o la pareja, en fin… toda esa gama de desavenencias que surgen en las relaciones de pareja disfuncionales que a la larga resultan contaminantes, sátiras, hirientes y tóxicas emocionalmente, pero en otros casos también serían objeto de atención clínica las rupturas familiares por separación o divorcio.

Si te encuentras en una situación similar, no dudes en buscar ayuda de un profesional de la salud mental para que te facilite la orientación necesaria hacia tu entendimiento, hacia tu crecimiento interior. Madurarás emocionalmente y potenciarás tus capacidades para que aprendas a tomar decisiones inteligentes y puedas darte cuenta de lo valiosa que es tu vida y hagas conciencia de que no es justo para ti ni para tu pareja ni para nadie, tener que vivir tu valiosa vida a medias, como si hubieras nacido para ponerte en oferta. Hey, lee con atención por favor: Crecer, madurar, progresar, amar y ser feliz… ¡He ahí tu camino! ¿Lo tomas o lo dejas? ¡Tú elijes!

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