¿Hasta que la muerte los separe?

La gente se casa para ser feliz y creemos que esa felicidad será para siempre, o hasta que dure la vida, pero ¿qué pasa si rompemos esa promesa? o ¿qué debo hacer si mi pareja me falla?

7 JUN 2019 · Lectura: min.
¿Hasta que la muerte los separe?

Alguien dijo por allí una conocida frase que reza así: "nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde" cuando en realidad de verdad debería haber dicho: "Siempre supiste lo que tenías, pero pensaste que nunca lo perderías", pero como quiera que haya sido, la cuestión aquí es que pocas veces nos paramos a pensar en lo que vivimos aquí y ahora, y a rescatar quizá la referencia de un pasado que no tenemos ninguna necesidad de repetir. Se trata de aprender, no de repetir cursos de dolor que son tropiezos de enseñanza.

Nos referimos enfáticamente a aquellas relaciones de pareja tormentosas que contra viento y marea permanecen juntas a pesar de todo. Pelean, discuten, se gritan, se enfrascan en reclamos absurdos, se adjudican supuestos que quizá ni existen, se celan estúpidamente, se golpean con sátiras palabras hirientes poniendo de manifiesto su inmadurez, sus miedos e inseguridades, se agreden emocionalmente, se hieren hasta con la mirada y se despellejan vivos sin piedad, incluso en ocasiones hasta enfrente de sus propios hijos que no tienen la culpa de nada.

¿Por qué conservar a nuestro lado a quien no nos permite crecer ni madurar como persona?

Las razones podrían ser múltiples: aspectos afectivos, cognitivos, sexualidad, orfandad o codependencia emocional, apegos, miedos a la soledad, miedos al qué dirán, al qué pasará o sucederá, dudas y miedos a no saber cómo reaccionar ni funcionar sin la pareja, o también podría ser por temor a soltar un estatus ante la sociedad, un interés financiero o ventajas económicas, una zona de confort que nos aporta alguna seguridad, y un vínculo que nos beneficia de alguna manera, ¿pero a qué precio?

A veces pensamos que mejorar la calidad y el bienestar material de nuestro hogar (con hijos o sin hijos), nos garantiza la felicidad y hasta creemos a veces ilusamente que la vida será eterna y que entre más acumulemos cosas viviremos más felices: casas, propiedades, coches, ropa, viajes, cuentas bancarias, joyas, pieles, dinero… pero sobre todo, la seguridad emocional que nos brinda tener a esa pareja fiel a nuestro lado. La que también llegamos a considerar de nuestra pertenencia, aunque no tengamos una buena comunicación con ella, pero es la que aguanta todo, la que tolera todo, la que calla y se traga todo, la que comprende y perdona todo, la que creemos que es la que nos hace valer y ser lo que somos: ¡Craso error!

Nadie le pertenece a nadie, y si vivimos en una relación de apariencia o de mentira (sin importar el tipo de unión), falsedad haremos de nuestra valiosa vida desdichada y cubierta de autoengaño, autosabotaje y autoboicoteo, que tarde o temprano nos hará caer en cuadros depresivos bastante severos, o profundos charcos de autocompasión que podrían detonar en enfermedades psicosomáticas, deteriorando considerablemente la salud física, mental y espiritual. Pero lo peor de todo esto, es que si la pareja tiene hijos, son éstos los que se llevan la mayor parte del conflicto, porque crecerán propensos a desarrollar problemas emocionales y de comportamiento. (Riesgo biopsicosocial). ¿Qué necesidad tenemos de llegar al grado de contaminarlos?

¿Qué factores afectan las relaciones de pareja?

De pocos años a la fecha, hemos visto cómo la ciencia y la tecnología ha revolucionado nuestro mundo y los principales factores que fracturan las relaciones de pareja que se ven afectadas son los distintos cambios sociales, como por ejemplo, los roles, el reparto de tareas, el cuidado y educación de los hijos, la toma de decisiones, la solución de problemas y hasta la aportación económica, la desigualdad, los horarios laborales de ambos, la poca o nula interacción y los momentos de ocio (televisión, internet, redes sociales…), dañando la comunicación. Ya ninguno de los dos llenan sus expectativas, ya son muchas las quejas y desacuerdos entre ellos, y sólo algunas pocas parejas acuden a terapia buscando solucionar sus diferencias precisamente por esas cuestiones, y el problema aquí no es por falta de amor, sino por falta de comunicación.

Es muy distinto cuando la pareja llega a los tribunales a solicitar el divorcio jurídico que ya es inevitable, cuando es evidente que anticipadamente la pareja ya estaba divorciada emocionalmente, ya llevaron las cosas muy lejos, ya se dañaron demasiado y nunca buscaron ayuda de un profesional para arreglar las cosas, ya se desgastaron, ya se frustraron, ya el amor huyó de allí, ya no hay nada que hacer, ya no hay nada a qué apelar, ya no tienen nada que hacer juntos y bueno… a veces la pareja funciona mejor como amigos que como pareja ¿Porqué no intentarlo?

Y es más… Ahora que en México existe la nueva Ley de Divorcio Express, muchas parejas están acudiendo a solicitar este tipo de servicio jurídico legal en mutuo acuerdo para hacer más rápido el trámite y menos costoso. Pero cuando uno de los dos cónyuges no está de acuerdo, allí sí el trámite sería por el lado de lo contencioso, es decir más largo y costoso, ya que se tendrían que definir la separación de bienes, la patria potestad de los hijos si los hubiere, la pensión alimenticia para ellos y en algunos casos la pensión compensatoria para alguno de los dos cónyuges si así lo ameritara el caso, entre otros…

Entonces esa dulce frasesita de bolsillo que dice "Hasta que la muerte los separe", parecería una gran utopía en la era moderna, donde la variedad de tipos de unión en las relaciones de pareja ya está al último grito de la moda y pocas parejas le dan la importancia que reviste la palabra "Matrimonio", y prefieren la unión libre, las relaciones abiertas, los amigovios, los amasiatos, las relaciones sin ningún tipo de compromiso ni social ni moral, ni sentimental. ¿Qué está pasando entonces en la psique humana?, compártenos tu opinión, escríbenos si deseas mayor información sobre este tema y responderemos a la brevedad posible.

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Escrito por

Dora Lidia Pérez Rochín

La Psic. Dora Lidia Pérez Rochín es una de las psicólogas más profesionales que brinda la atención y orientación necesaria para poder resolver sus problemas emocionales que pueden estar afectando su vida social y familiar. Cuenta con el conocimiento y la experiencia necesaria.

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