Farmacodependencia: a propósito de Réquiem por un sueño

Pocos directores han sido capaces de ejemplificar el problema de la farmacodependencia de forma tan clara y brillante como Darren Aronofsky en Réquiem por un sueño.

16 JUN 2016 · Lectura: min.
Farmacodependencia: a propósito de Réquiem por un sueño

Corría el año 2000 y se anunciaba una película sobre droga, ¿otra? Nos preguntábamos todos. Unos pocos años atrás se había puesto de "moda" hablar de las adicciones en el cine, y nos pasó por la cabeza que este filme era "uno más" que hablaba del tema, hasta que vimos el nombre del director, Darren Aronofsky, aquel personaje que irrumpió en el panorama cinematográfica con un curioso debut, con la película Pi, el orden del caos (Estados Unidos, 1998).

Hablamos de una cinta titulada Réquiem por un sueño (Requiem for a dream, Estados Unidos, 2000). Trata del descenso a los infiernos de sus tres personajes protagonistas de la mano de sus respectivas adicciones.

Aunque en este caso, al hablar de farmacodependencia, nos centraremos en Sara Golfarb, una mujer mayor, pensionada, con un hijo adicto a la heroína, cuya única diversión en la vida es tomar el y platicar con sus amigas, también mayores, pero, sobre todo, ver la televisión.

Si entendemos a la famacodependencia como una consecuencia una serie de vacíos existenciales, la señora Golfarb es un ejemplo claro de esto. Es viuda, vive sola, en ocasiones su hijo vende sus pertenencias para comprar droga, es evidente ha perdido la ilusión por la vida. Hasta que, presuntamente, la invitan al concurso de televisión del que es, por decirlo de alguna forma, adicta.

Sara tiende a focalizar su atención en los pocos estímulos que su vacua vida le ofrece. En este punto y sintiéndose especial por haber sido invitada al programa, decide que su próximo objetivo es ponerse "el vestido rojo" que usó en la graduación de su hijo.

La obsesión por perder peso para poder entrar en "el vestido" conduce a la mujer a caer, de forma casi involuntaria, en una adicción a las pastillas para adelgazar, traducidas en este caso como anfetaminas mal recetadas por un pseudo médico.

Durante el desarrollo de esta trama, observamos cómo, de forma paulatina, Sara empieza a consumir las sustancias y se hace adicta. La adicción se da cuando las pastillas se convierten en algo indispensable en la vida de quien las consume. Además de que el prolongado uso de éstas puede derivar a un aumento de las cantidades con respecto a los que se tomaba al principio de la adicción, esto es por la reducción de los efectos que provocan.

Es evidente que este personaje tiene una condición adictiva, quiere ser adicta a su hijo, pero éste no se lo permite, luego traslada esta adicción a la t.v. para posteriormente, transformarla en una creciente obsesión por estar delgada con el único fin de poder verse atractiva en televisión. Pero se le va de las manos.

En numerosos estudios respecto al tema de la farmacodependencia, definen a los individuos propensos a la adicción, o bien, a los adictos, como personas carentes de autoestima, con poco o nulo control de su vida, vulnerables, impulsivos y con tolerancia cero a la frustración. Conforme vamos leyendo estas características, nos damos cuenta de que son perfectamente aplicables a Sara, quien, a priori, no tendría las estereotípicas condiciones de una persona adicta, porque podríamos pensar que este tipo de adicción se empieza cuando la persona es muy joven, sin embargo las tiene. Es una mujer muy sola, con un complejo porque no tiene el peso ideal para cumplir su obsesión con "el vestido", su hijo no le hace caso, tiene demasiado tiempo libre y debe focalizarlo en algo que pueda sonar interesante y que pueda llenar su vida vacía.

Este personaje, como hemos mencionado, se convierte en una adicta a las anfetaminas, mismas que funcionan como un estimulante del sistema nervioso central. El abuso de estas sustancias puede provocar lo que el director de la película nos muestra de forma gráfica. En un inicio, el adicto se muestra con una energía inusual, tal como lo vemos en Sara en la secuencia en la que limpia meticulosamente su casa. Otra consecuencia que tiene el consumo de éstas pastillas es el aumento en la velocidad al hablar e incluso al pensar. Justo por este punto, el hijo de Sara, también adicto, pero a la heroína, se da cuenta de que su madre tiene un problema de consumo de estupefacientes, puesto que él mismo conoce los síntomas.

De los efectos más graves que producen las anfetaminas está la psicosis que puede derivarse en alucinaciones. Sara tiene alucinaciones con el programa de televisión donde se ve con "el vestido" puesto.

Aunque la película solo muestra el lado más terrible de la farmacodependencia, Sara ingresada en un hospital psiquiátrico, ésta puede tratarse, aunque no curarse del todo, un poco como pasa con las personas que sufren de alcoholismo. La dependencia siempre estará latente.

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psicólogos
Escrito por

Karina Tiznado

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