Farmacodependencia

Cuando se habla de drogadicción, por lo regular nos llega a nuestra mente personas que consumen drogas y que se encuentran tiradas en la calle, indigentes, robando, etc., sin embargo nunca se nos ocurre pensar que una persona bien vestida, de traje o una señora que tiene hijos pudiera ser adicta, ya que los especialistas saben que los medicamentos llamados fármacos y que son controlados como las benzodiacepinas; clonazepam, ribotril; ansiolíticos como el tafil , etc., son droga y una persona que toma este tipo de medicamentos controlados, en una primera instancia recetados por lo regular por un médico y que posteriormente se autoadministran de manera indiscriminada va generando de manera gradual y paulatina tolerancia; lo que significa que cada vez la persona tomará más dosis para sentir los efectos que al inicio la droga le producía, la cual con el tiempo fue habituándose al cuerpo y cada vez se requerirá de más dosis y en menos tiempo teniendo que ir aumentando de cantidad y cada vez con mayor frecuencia formándose la dependencia física lo que significa que dependerá esa persona de ese fármaco, ya que al no consumirlo su cuerpo protestará sintiendo una serie de malestares físicos por la abstinencia tales como: dolores de cabeza, sudoración, escalofrió, cuerpo cortado, insomnio, trastornos gastrointestinales, etc., a lo cual el cuerpo ya se acostumbró, y lo que paralelamente al mismo tiempo se va adquiriendo dependencia psicológica representada por estados de ánimo asociados al consumo, como: preocupación, alegría, ansiedad, intolerancia, irritabilidad, depresión, culpa y vergüenza, etc.

Es decir, que al existir un estado de ánimo en repetidas ocasiones y la asociación al fármaco, llevará a la persona a desear volver a tomarlo. Es decir; una vez que la persona por ejemplo asocia el estar triste con el fármaco en repetidas ocasiones, llegará el momento que una cosa lleva a la otra, si llega la tristeza entonces de manera automática por un condicionamiento operante consumirá un estimulante para dejar de sentir tristeza siendo asociado esa emoción con el consumo del fármaco.

Una vez desarrollada la tolerancia, dependencia física y psicológica se desarrollará un cuadro caracterizado por una serie de molestias físicas y psicológicas conocido con el nombre de síndrome de supresión por la falta del fármaco.

El síndrome de abstinencia o supresión es el responsable que hace que la persona persista en el consumo a pesar de desear la droga, ya que existirá una necesidad imperiosa de su consumo para poder evitar las molestias adversas de su supresión.

Recomendaciones:

El dejar un fármaco adictivo deberá ser bajo supervisión médica directa y ser manejada en un proceso gradual para evitar un estado de coma, o un brote psicótico, o la muerte por la suspensión abrupta del medicamento.

Es importante que los medicamentos sean prescritos por un médico y sean tomados de acuerdo a las recomendaciones del especialista y no auto-administrarse, ya que de lo contrario puede la persona convertirse en farmacodependiente.

En caso de tener la dificultad de dejar los fármacos acudir con un especialista en adicciones.

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