Enfrentar Desalientos... ¡Un camino de luz!

No hay peor desaliento que estar o sentirse enfermo de tanta amarga reacción. Conoce y maneja tus emociones, acude a tu psicólogo de confianza, organiza tu valiosa vida, ¡Vamos, anímate!.

15 AGO 2018 · Lectura: min.
Enfrentar Desalientos... ¡Un camino de luz!

No hay mayor desaliento que estar o sentirse enfermo por tanta amarga reacción. Cuando las cosas se salen fuera de control, nos volvemos víctimas de las circunstancias, no hay manera de atender ni de entender qué es lo que está pasando, no sabemos cómo funcionar en ningún terreno, y el alma se va llenando de silencios dolorosos, de apatía, de tristeza, de desolación, de frustración porque no se encuentra la salida en ese oscuro callejón del sufrimiento que amenaza con negarnos la mejor de todas las soluciones. ¡Dolor y reflexión… he allí el camino, cuando se quiere aprender!, ¡Cuando se quiere crecer y madurar interiormente!

¿Cuánto cuesta un curso de dolor emocional o sufrimiento cuando queremos aprender las lecciones que nos da la vida?... ¡A veces sale demasiado caro! Y no necesariamente tenemos que volver a comprar ni repetir el mismo curso, a menos que sea de manera voluntaria. Sin embargo, cuando alguien define correr el riesgo, está en posibilidades de trascenderse, o quedar atrapado en la redes de su propio desaliento.

Pero no se trata de guardar rencores y menos de añejarlos en la vieja odre del corazón, como si se tratara de un espumoso vino tinto, porque tarde o temprano, esos rencores de antaño se convertirán en enfermedades físicas, mentales y espirituales, ¡El alma también se enferma!, el alma también necesita des-implotarse, desinflamarse, desintoxicarse y desahogarse. Llorar le hace bien al alma, las lágrimas son a veces saludables, higiénicas porque lavan, limpian y curan, restablecen y fortalecen grandemente.

Pero qué feo se siente no poder llorar cuando el alma nos quema por dentro, nos desgarra, nos grita su propio dolor. Es como un mecanismo de defensa del cuerpo que nos dice: Hey, hey… Atiéndeme aquí está pasando algo! Y ¿Qué dice nuestro cerebro al respecto?

Según la Neurociencia, el cerebro presenta varias zonas o áreas neuroanatómicas relacionadas con las sensaciones de dolor, tanto físico como emocional, incluyendo percepción y procesamiento. Dichas estructuras cerebrales, son las llamadas cortezas sensoriales, prefrontal y cingulada anterior, el tálamo, la ínsula, el hipocampo y la amígdala. Pero también tiene mucho que ver el Sistema Nervioso Central (SNC), ya que están íntimamente ligados, y son componentes de las funciones tanto a nivel sensorial, como cognitiva y afectiva.

En ese marco, no es entonces difícil suponer que también el dolor emocional y el sufrimiento son sensaciones incluso corporales tan desagradables que podrían predisponer a las personas a padecer trastornos severos de ansiedad, trastornos del sueño, trastornos alimenticios, miedos, dudas, culpas… emociones que van más allá de la piel. Estaríamos entonces frente a la muy conocida hipótesis de que las emociones desagradables sí pueden afectar la condición física del ser humano. La ciencia le ha llamado: Fenómeno del Soma, o efectos de la somatización.

¿Qué podemos hacer para salir de esos estados emocionales tan crónicamente lamentables que nos producen tanto dolor y sufrimiento?

En primer lugar acudir a terapia, para que nuestro psicólogo de confianza nos oriente y nos facilite la mejor manera de explorar y hurgar en el pasado una y otra vez, y las veces que sean necesarias, para remover los escombros de nuestra vida, escarbar en el ayer, qué fue lo que pasó, si es posible desde nuestra vida intrauterina, qué fue lo que sucedió en nuestra niñez, cómo vivimos nuestra pre-adolescencia, qué fue lo que pasó en nuestra adolescencia, en nuestra juventud temprana, y qué está sucediendo aquí y ahora en nuestra adultez, desentrañar conflictos emocionales inconclusos, cerrar círculos o ciclos de nuestra vida, entender, comprender, visualizar, darnos cuenta en qué momentos de nuestra vida o en qué circunstancias pudieron quedar bloqueos inconscientes, o traumas psíquicos protuberantes, que nos siguen afectando en la vida adulta.

La mayoría de las personas no entendemos por qué es tan importante ir al psicólogo, no aceptamos que necesitamos ayuda, nos resistimos creyendo que ir a al psicólogo es porque estamos locos y nos aterra la idea, y más cuando sabemos que algo anda mal en nuestras vidas, pero para vuestra información, el psicólogo o psicoterapeuta no atiende locos… ¡Los remite a psiquiatría!

¿Quieres entonces ordenar tu valiosa vida?, aquí te dejo la respuesta, con mis cordiales saludos.

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Escrito por

Dora Lidia Pérez Rochín

La Psic. Dora Lidia Pérez Rochín es una de las psicólogas más profesionales que brinda la atención y orientación necesaria para poder resolver sus problemas emocionales que pueden estar afectando su vida social y familiar. Cuenta con el conocimiento y la experiencia necesaria.

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