El sexismo en sus distintas formas

Todos en la sociedad estamos inmiscuidos -ya sea de manera consciente o inconsciente- dentro del sexismo ambivalente, puesto que todos solemos tener actitudes y pensamientos que conllevan la discriminación de género.

El sexismo benevolente u hostil no deja de interpretarse como una ideología que se basa en la desigualdad de género. Pero, veamos cómo se desempeña cada uno: más grotesco o más embustero.

Al realizar el test sobre sexismo, bien puedes comprobar que hay afirmaciones y actitudes que en muchas ocasiones se presentan en nuestra vida cotidiana; ello pese a desconocer el daño psicológico que trae consigo.

Una vez que finalizaste el test y ver tu resultado, confirmaste que todos hasta cierto punto somos sexistas. La verdad es que, si te detienes a analizar un poco más, en ocasiones de manera consciente o inconsciente realizamos comentarios y compartimos ideologías muy similares o disfrazadas a las que aparecen en el test. Este tipo de cultura surge la mayoría de las veces por la manera en que hemos sido educados, las enseñanzas y el ambiente en el que nos desarrollamos.

En líneas generales, todos, sin importar en el grado que sea, somos sexistas. Estamos acostumbrados y aceptamos la idea de que cada género debe de cumplir ciertos roles dentro de cualquier entorno: laboral, familiar, social… ¿Por qué? porque desde pequeños crecimos con esta doctrina y lo peor, que a menudo remarcamos más y más la desigualdad entre hombres y mujeres.

Retomando el test, la puntuación total es de 48. Por tanto, si tu puntuación fue aproximada a este total, quiere decir que tu nivel de sexismo es alto. No obstante, el que tú resultado haya sido inferior, no quiere decir que no eres sexista; aunque, en el test se manejan dos tipos de sexismo: hostil y benevolente.

Continúa con la lectura para saber en qué consisten las formas del sexismo

El cuestionario del test se basa en el Inventario del Sexismo Ambivalente (ASI, por sus siglas en inglés), el cual fue creado por el profesor Peter Glick (Universidad de Lawrence) y por la profesora Susan T. Fiske (Universidad de Princeton).

Los estudios arrojan como dato que, en todas las culturas existen determinados para las mujeres: hostiles y ambivalentes. Y sí, solamente para las mujeres, ya que, hasta nuestros días, el dominio masculino tiene mayor peso y ello se nota en cualquier sector. Ahora bien, la hostilidad que se desarrolla es porque el género dominante tiende a maquinar ideologías discriminatorias, dejando a un nivel inferior a los demás.

Sexismo ambivalente

Este tipo de sexismo se conforma por ambos tipos de prejuicios: hostil y benevolente; enfocado a las mujeres.

El sexismo hostil surge por el deseo de las mujeres de querer controlar a los hombres a través de ideas feministas o a través del plano sexual. En cambio, el sexismo benevolente es un tipo de sexismo disfrazado, en el cual se tiene una actitud más sutil hacia las mujeres; no obstante, no deja de ser sexista: la mujer podría desarrollar tendencias a querer ser protegida por el hombre.

Para medir el sexismo ambivalente, es mediante el test que te hemos compartido: ASI, en el cual se clasifican las actitudes más concurridas del sexismo.

Entonces ¿Proteger a quienes te importan es ser sexista?

En sí, el sexismo no tiene relación con el querer proteger a tus seres queridos o a quienes te importan. Se habla de sexismo cuando se respaldan y continúan con aquellas imposiciones de género, por ejemplo: "La mujer es la felicidad del hombre"

¿Qué ocasiona al sexismo Ambivalente?

Nuevamente, Glick y Fiske, concuerdan con que esta forma de sexismo es el resultado de dos acciones básicas en las relaciones entre los hombres y mujeres: dominación masculina (machismo) y la interdependencia de ambos sexos.

En la mayoría de las culturas, sino es que en todas, el sexo masculino es el que predomina. Lo vemos a menudo cuando a la cabeza de una importante cadena de negocios se encuentra un hombre; así nos podemos ir en los diferentes sectores: religioso, político, industrial…

El sexismo hostil depende en su mayoría de quienes se encuentran al mando, provocan ideologías hostiles hacia las mujeres; exhiben a través de comentarios y actitudes la supuesta inferioridad de las mujeres.

Pero, por otro lado, hay quienes toman como un hecho que el hombre, pese a su poderío en la cultura y sociedad, sí depende del sexo femenino: esposa, madre y pareja. Esta forma de ver a la mujer fomenta el sexismo benevolente; se reconoce la importancia y atracción que ejerce la mujer.

Relación entre el sexismo hostil y benevolente

Del lado en el que se mire, ambas ideologías se apoyan mutuamente. Este hecho se respalda por un estudio realizado por la revista Personalidad y Psicología Social, realizado a 19 países, en el cual no sólo los resultados de más de 15.000 personas respondían a un alto sexismo hostil, sino también a un alto grado de sexismo benevolente. Así también, se correlacionan uno de otro, puesto que uno podrá dar altos números en la forma hostil; mientras que los puntos bajos apunta hacia un alto nivel en la forma benevolente.

¿Es importante el sexismo benevolente?

Como tal, no, pero una vez sabemos que todos hasta cierto punto somos sexistas, el sexismo benevolente es más aceptado que el hostil.

No obstante, el benevolente puede ser traicionero y causar daños importantes a la mujer en su salud psicológica. No importa que tan inofensivo y elegante parezca, no deja de ser sexismo. Incluso, este tipo de sexismo es más peligroso.

Por ejemplo, una forma de cómo justificar el "beneficio" de la discriminación de manera benevolente es: Los hombres son los que deben acompañar a las mujeres a casa para que no regresen solas, porque están expuestas a peligros. Lo cual se podría interpretar como: la mujer es débil y necesita de un hombre para estar bien.

El sexismo hostil no es aceptado por gran mayoría de las mujeres; incluso, muchas respaldan el sexismo benevolente, especialmente en lugares donde el sexismo hostil predomina. Por tanto, el sexismo hostil bien podría desencadenar los altos niveles del sexismo benevolente entre las mujeres. Pero, ambos no dejan de utilizar frases o tener  actitudes sexistas. Porque después de todo, el sexismo sólo se trata de un aspecto sociocultural.

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