¡Olvida el miedo a la soledad!

El miedo a quedarse solo(a), es un trastorno emocional afectivo que nos incapacita para tomar decisiones inteligentes, ¿Cuáles son tus recursos personales para gestionarlo? ¡Infórmate aquí!

5 DIC 2018 · Lectura: min.
¡Olvida el miedo a la soledad!

Los trastornos psicóticos están a la orden hoy en día, y dos de los más predominantes son los delirios y las alucinaciones, también el Trastorno Obsesivo Compulsivo y algunos otros relacionados con los cuadros clínicos que prevalecen como detonadores del miedo y todos los miedos, con sus ramificaciones clínica-mente significativas que causan deterioro familiar, laboral, social, afectivo, etc., que incluso pueden generar alteraciones considerables con el consumo de sustancias tóxicas para la salud física y mental, tales como el tabaco, el alcohol y las drogas.

Pero hay otro trastorno delirante mayormente preocupante para algunas personas obsesionadas que no acostumbran el consumo de sustancias tóxicas, pero las produce su cerebro y pueden ser más peligrosas y adictivas que las mismas drogas. Nos referimos enfáticamente a los neurotransmisores llamados: Dopamina, Serotonina y Oxitocina que el cerebro produce a veces en grandes cantidades. Esos compuestos químicos hormonales son los que producen el amor y los enamoramientos, pero al cabo de un tiempo emprenden su retirada y el encanto se les rompió en mil pedacitos.

Cuando se acaba el amor, en lo primero que se piensa es en terminar la relación de pareja, pero hay parejas que no quieren soltar ni dejarle ir, aún sabiendo que ya no hay amor y prefieren tener aunque sea el cuerpo de su pareja en casa, aunque ya no tengan su amor, se apegan, se agarran, se aferran lastimosamente a su pareja como si fuera una tablita de salvación o una cuestión de vida o muerte. Es horrible el sufrimiento, ya les ha quedado claro que no funciona la relación pero el miedo ha tomado las riendas para tomar decisiones y aquí cabe preguntarse ¿Vale la pena seguirle invirtiendo a esa relación?

Lo respuesta más apresurada quizá sería: "es que yo no me puedo divorciar por mis hijos"; "es que yo me casé para toda la vida"; "es que se vería mal que yo deje a mi mujer o a mi marido"; "me afectaría mucho el qué dirán, el qué pasará o qué sucederá, o cómo me voy a sentir"; "yo no tengo porqué irme de la casa, que se vaya él o ella", etc. En el fondo de todo esto hay muchos miedos. Miedo a las influencias sociales, miedo a que nos vaya mal en la vida, miedo a la responsabilidad de tener que hacernos cargo de todo, o simple y sencillamente, el miedo a quedarnos solos, que por cierto huele a dependencia emocional.

¿Por qué tenemos que depender tanto de otra persona para sentirnos seguros o completos?

La dependencia emocional, nos coloca en la cumbre de un acantilado emocional, estamos bien agarrados de la cuerda del "amor", pero tenemos miedo a ser abandonados y arrojados al vacío existencial, nos sentimos suspendidos entre el cielo y el infierno, sin nada ni nadie de donde agarrarse. La pareja está, pero es como si ya no estuviera, ya no podemos contar con ella, y nos aterra la idea de quedarnos solos, no sabemos funcionar con nosotros mismos, no creemos en sí mismos y pensamos que no vamos a poder sobrevivir, que no seremos capaces de soportar la ruptura sentimental, nos atrapa una nube de pensamientos distorsionados fatalistas: "esto no me puede estar pasando a mí", "tengo mala suerte", "no soy suficiente", "me quiero morir", etc.

Aquí tiene mucho que ver el sistema de creencias. Desde chicos nos enseñaron que todo era para siempre, y que pase lo que pase nos tenemos que aguantar, ¡Claro que no!, nadie está obligado a cargar con responsabilidades ajenas.

El gran Lev Vigotsky, autor de la Teoría SocioCultural (Psicólogo Ruso, de origen Judío (1896-1934), llamado también 'el Mozart de la psicología'), sostenía que el individuo adquiere experiencia e identidad a través de las relaciones sociales. Este neuro-psicólogo soviético junto con el médico ruso Alexander. R. Luria, (precursor de la obra de Vigotsky), en su libro 'Pensamiento y Lenguaje', propone la idea fundamental de que el desarrollo de los seres humanos, solamente puede explicarse en términos de interacción social.

Lev Vigotsky decía que la mente no es independiente de la cultura que la rodea, y más adelante en la línea del tiempo de la psicología, el Dr. Carl Gustv Jung, (Médico psiquiatra y psicólogo suizo 1875-1961), aseguró que las relaciones humanas influyen en todo individuo lo quiera o no, y que esto ocurre en ambas direcciones. Por lo tanto como seres sociables que somos, no podemos darnos el lujo de aislarnos cuando una emoción como el miedo, nos nubla la razón, entume el entendimiento y nos dejamos devastar por nuestro propio desaliento. Acerquémonos a nuestros seres queridos que influyen de una manera u otra en nuestros estados emocionales.

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El miedo a la soledad es el mayor impedimento para quedarnos en las relaciones tóxicas, ya sea relaciones de pareja, relaciones familiares, sociales o de cualquier otra índole. Es un error quedarnos donde ya no hay nada qué hacer, más nada que aprender y nada más a qué apelar. El miedo a la soledad nos engarrota el alma y nos paraliza, nos congela, nos bloquea la razón, y nos aterra pensar: "ya no me quiere" ¿y ahora qué?, ¿por Dios, qué va a pasar ahora?, pobrecito(a) de mí, ¿qué voy a hacer ahora?, ¿cómo voy a seguir viviendo? No sabe qué hacer ni qué pensar ni cómo funcionar, se le cierra el mundo, se siente perdido(a), extraviado(a) en el bosque de su vida, porque no conoce otra forma de vivir.

Es obvio que en ese estado lamentable y deplorable, la mente humana está incapacitada para pensar alto y sentir claro. La saturación cognitiva es mala consejera, evade las cosas porque se sabe amenazada por los miedos, pero tampoco tiene fuerza ni valor para enfrentarlos. La persona con miedos a la soledad, suele acompañarse de cosas o personas, enciende la televisión o prende la radio para no quedarse sola con ella misma, tiene muchas fobias, tiene muchos miedos, pero los miedos como tales, no existen, son pensamientos negativos, catastróficos, irracionales, intrusivos e imaginarios, se nutren de nuestra atención, de nuestra energía y de la importancia que les damos. Se apropian de la pantalla mental como si fuera su morada, ni siquiera nos piden hospedaje, llegan sin pedir permiso y a veces se van sin decir adiós, pero llegan otros peores que nos generan hasta crisis de ansiedad, baja tolerancia a la frustración, resiliencia por los suelos.

¿Qué hacer para salir del miedo a quedarse solo(a)?

En primer lugar revisar tus recursos personales para gestionar los miedos, potenciar y fortalecer las fortalezas y debilitar las debilidades. En segundo lugar entrenamiento previo para el enfrentamiento y en tercer lugar, permanecer en la práctica clínica hasta que se hayan vencido los temores, las fobias, los miedos.

Si no sabes cómo hacerlo, busca ayuda de tu psicólogo(a) de confianza para que te oriente y te facilite tu comprensión creadora. Si lo haces difícil será difícil, pero ¿y qué tal si lo haces fácil?, habrás ganado la batalla contigo mismo(a) y todas tus adversidades que ya nunca más entrarán a auto-sabotear tu casa mental, marca tus límites y pregúntate desde dónde funcionas, ¿desde el amor?, ¡o desde el miedo! Tú tienes la respuesta.

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Escrito por

Dora Lidia Pérez Rochín

La Psic. Dora Lidia Pérez Rochín es una de las psicólogas más profesionales que brinda la atención y orientación necesaria para poder resolver sus problemas emocionales que pueden estar afectando su vida social y familiar. Cuenta con el conocimiento y la experiencia necesaria.

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