El familiar del alcohólico

En Alcohólicos Anónimos se dice que el alcoholismo es una enfermedad: crónica,  lenta, progresiva y mortal.

12 DIC 2012 · Lectura: min.
El familiar del alcohólico

El alcoholismo es una enfermedad: crónica, lenta, progresiva y mortal. Crónica significa que una vez adquirida, no se cura, sin embargo, es susceptible de controlarse; lenta y progresiva indican que aumenta poco a poco, de manera tal que no es fácil percibir cómo va acrecentándose el problema; mortal es un término que no requiere explicación.

La anterior no es una definición técnica, pero sí muy clara. No sólo describe de qué se trata, sino que también coloca al alcoholismo en el ámbito que le corresponde: el de la salud y evita juicios de valor que sólo sirven para confundir; esto es, no se trata de un vicio, un problema de incompetencia moral, etc. Se trata de un trastorno de la conducta, clasificado bajo el rubro de las adicciones, en el que la sustancia tóxica de la que la persona se vuelve dependiente es el alcohol etílico, que se encuentra en las bebidas alcohólicas.

El alcoholismo es un problema severo que afecta todas las áreas de la vida de quien lo padece e incide sobre quienes le rodean.

Área social es importante hacer notar que el alcohol es, al igual que el tabaco, una droga legal y socialmente aceptada en el mundo occidental. Cumple una función de lubricante en las relaciones interpersonales. Es la droga de inicio y, en ocasiones, la única a lo largo de la vida para la mayor parte de los adolescentes que se integran al consumo de tóxicos.

Los jóvenes de todas las clases sociales se ven sometidos a intensa presión por parte de sus compañeros para que tomen; hacerlo conduce a la aceptación y la pertenencia al grupo. No hacerlo lleva a ser relegado. Los adultos suelen acompañar sus reuniones con el consumo de alcohol. Sin embargo, cuando las personas empiezan a perder el control, son los propios amigos –aquéllos que inicialmente propiciaron el consumo de alcohol- los que los rechazan. Por su parte, la familia se aísla; después de varios episodios vergonzosos por la conducta del alcohólico, tienden a evitar los eventos sociales en los que saben que habrá alcohol, para no pasar la experiencia que ya se ha vuelto repetitiva, consistente en pedirle a su enfermo que no tome, angustiarse por cada copa que toma y finalmente tener que retirarse después de que los demás los ven como si fueran responsables de la conducta inapropiada de su familiar, para entonces ya ebrio.

Área laboral cuando un trabajador alcohólico llega tarde o falta a su trabajo , se hace acreedor a una llamada de atención por parte de su jefe, pero cuando esto se repite frecuentemente, y además hay faltas injustificadas, el alcohólico corre el riesgo de ser suspendido o despedido. En estas circunstancias, la familia tiende a proteger al alcohólico, llamando por teléfono a su trabajo y ofreciendo todo tipo de excusas para justificar la ausencia; lo cual conduce a que el alcohólico no enfrente las consecuencias de su manera de beber; alguien lo hace por él: la familia.

Área económicaen estrecha relación con la anterior, se altera de igual manera. Las personas que beben con amigos a veces emplean al dinero que se debería destinar al pago de colegiatura, ropa, servicio médico, etc., en “quedar bien con los amigos" . En estado de ebriedad son víctimas fáciles de asaltos, pierden el dinero o simplemente no saben dónde lo dejan. La familia acude a todo tipo de medidas para cubrir aquellos gastos que han quedado pendientes: piden dinero prestado, abusan de las tarjetas de crédito; nuevamente la familia asume las consecuencias de la conducta del alcohólico.

Área física el alcohol es una sustancia que daña al organismo humano. Ingresa al cuerpo por la boca y afecta al aparato digestivo que con ella inicia. Los alcohólicos pueden desarrollar: esofagitis, gastritis, cirrosis hepática, etc. No sólo el aparato digestivo se daña, también el sistema nervioso central se ve afectado. De hecho, esto es lo primero que percibimos: los cambios de conducta debidos al consumo de alcohol que se presentan casi desde el principio. La familia se encuentra con una persona que cuando se intoxica puede volverse agresivo, violento, golpeador, que llega muy tarde a casa o se ausenta de ella por varios días sin que se le pueda localizar, con la evidente angustia que esto genera. Al progresar la enfermedad, el paciente puede presentar trastornos psiquiátricos severos que requieren manejo en hospitales especializados.

Área personal.- cuando el alcohólico se intoxica, pierde el control voluntario de su conducta, hace y dice cosas que no haría ni diría si estuviera sobrio. Es común que cuando la intoxicación pasa, al día siguiente, no sólo se sienta mal físicamente, sino también incómodo o arrepentido de lo que hizo estando ebrio; si lo recuerda. Es frecuente que se haga a sí mismo y a la familia promesas de no volver a beber, hasta la próxima vez.

La negación es el mecanismo de defensa al que el alcohólico acude con más frecuencia, afirma categóricamente que no es alcohólico, que dejará de tomar cuando lo decida y esto se va a repetir incesantemente; mientras tanto, la enfermedad progresa.

La familia que actúa de manera codependiente, acepta como válidas las excusas para tomar, las promesas de dejar de hacerlo y también entra a la caverna de la negación: su familiar no es alcohólico. Puede dejar de tomar, sólo hace falta que se lo proponga y lo logrará. En este punto alcohólico y familia dan vueltas sin fin sobre la idea –equivocada- de que si tan solo tuviera la fuerza de voluntad necesaria, dejaría de tomar para siempre y todo estaría bien. Ambos colocan las causas y la solución del problema en el exterior y, por ejemplo creen que si se alejara de ciertas amistades o la esposa fuera más comprensiva, todo se resolvería mágicamente.

Área familiar.- el alcohólico puede ocupar cualquier lugar en la familia: padre, madre, esposo, esposa, hijo, hija, etc.

Cuando el consumo de alcohol se ha vuelto un problema preocupante, todo lo que pasa en la familia se atribuye a ello. Esto es así porque el problema adquiere dimensiones enormes, pero no es del todo cierto. La familia ya tenía una problemática antes y la sigue teniendo ; el alcoholismo de uno de sus miembros sólo hace que resalte y se vuelva una explicación universal para todo lo que está mal. Más adelante se describirá cómo se afecta la dinámica familiar .

II.- Causas.

El alcoholismo es un trastorno de la conducta multicausado. No es posible aislar un factor único como el responsable de la enfermedad. Se pueden mencionar algunas de las causas que, al interactuar, dan lugar al trastorno: problemas emocionales, padre y/o madre alcohólicos, posibles causas genéticas (en estudio). A diferencia de lo que se piensa, se debe descartar la pobreza como causa única o prioritaria, puesto que el alcoholismo se presenta en todos los estratos socio-económicos. Aunque la incidencia es mayor en los hombres, también se presenta en mujeres

III.- Síntomas.

Diagnosticar alcoholismo no es sencillo. Por supuesto, existen criterios técnicos para ello, además de los cuestionarios de auto-evaluación que se usan en Alcohólicos Anónimos. Existen dos elementos básicos que se deben investigar al elaborar una historia clínica de alguien a quien se supone alcohólico: tolerancia y síndrome de supresión.

Tolerancia se llama al hecho de que una persona que consume alcohol requiera cada vez mayores cantidades de alcohol para obtener el mismo efecto de “bienestar". La cantidad va en aumento.

Se llama síndrome de supresión a la serie de trastornos y molestias que se presentan de 4 a 12 horas después de haber dejado de tomar, como: sudoración, aumento en el ritmo cardiaco, temblor de las manos, insomnio, náusea o vómito, dolor de cabeza , ansiedad y otros síntomas más severos, como alucinaciones. En ocasiones, el síndrome de supresión se presenta 48 horas después de haber dejado de tomar. Se ve mejoría hacia el cuarto o quinto día, pero algunos síntomas pueden persistir hasta seis meses, aunque con menor intensidad. Es común que para quitarse los molestos síntomas, los alcohólicos vuelvan a tomar, con lo que el nivel de alcohol en sangre aumenta y, en efecto, las molestias desaparecen.

Hay que enfatizar que el hecho aislado de que una persona esté ebria no la hace alcohólica, de la misma manera que la cantidad y la frecuencia con que alguien toma no conducen al diagnóstico; éste debe hacerse cuidadosamente y evaluando todos los factores.

IV.- Prevención.

Se han hecho intentos por prevenir el alcoholismo mediante medidas tomadas por los gobiernos. El caso más sobresaliente es el de la “Prohibición" en Estados Unidos durante la década de 1920-1930. Sobre el supuesto de que la no disponibilidad del alcohol y la punibilidad legal de su fabricación y venta darían como resultado la erradicación del consumo de bebidas alcohólicas, el gobierno norteamericano elaboró un complejo plan de acción que incluía elementos tales como grupos policíacos destinados a descubrir y desmantelar la producción y la distribución de alcohol. El resultado de la operación no sólo fue un estrepitoso fracaso, sino que condujo a la proliferación de la elaboración clandestina de bebidas alcohólicas. Por lo que respecta al alcoholismo en sí, no hubo efecto alguno.

En la actualidad, algunos países tratan de incidir sobre los adolescentes introduciendo en sus planes de estudios y en la escuela información sobre el alcoholismo y sus consecuencias negativas para la salud.

Por su parte, hay padres que tratan de orientar a sus hijos sobre el tema. Sólo hay que recordar que para enseñar a los hijos a no ingerir bebidas alcohólicas, el discurso debe acompañarse de una conducta congruente, es decir, que los mismos adultos no tomen.

V.- Tratamientos.

Al principio se mencionó que el alcoholismo es controlable, es importante aclarar que el control no se obtiene mediante medicamentos, aún cuando existen en el mercado productos que ofrecen la curación de la enfermedad.

Tampoco son útiles los juramentos religiosos, las promesas, etc., a pesar de que para algunas personas esas alternativas dan un alivio temporal. Su deficiencia radica, no sólo en el hecho de que no son técnicas manejadas por profesionistas, sino en que la responsabilidad del control se coloca en una instancia ajena al paciente y se libera a éste de enfrentar su problemática personal.

Para el tratamiento real se cuenta con los grupos de A.A., las clínicas de desintoxicación y rehabilitación y los expertos en salud mental que manejan psicoterapia dirigida específicamente al alcoholismo.

Pero, ¿por qué la familia? Hasta aquí se ha dedicado una parte importante del texto a hablar del alcohólico y del alcoholismo. Se dirige la atención hacia la familia por el hecho de que el alcohólico se gesta en una familia de origen y cuando forma su propia familia, lleva consigo su padecimiento a este nuevo grupo.

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Una de las razones para enfocarnos a la familia es el hecho de que con frecuencia una persona generalmente angustiada y/o deprimida, expone una problemática en la que el eje central es un familiar alcohólico. Lleva una pregunta básica: ¿qué hago para que mi familiar deje de tomar? y plantea una serie de razones para desear que cese el consumo de alcohol. Esta persona asiste a terapia buscando el control de una enfermedad que padece alguien más y esto sucede porque suele llevar años pagando las consecuencias de lo que el enfermo hace cuando toma, como: pasarse la noche en vela esperando su llegada, ir al hospital porque tuvo un accidente por manejar ebrio, asistir a una delegación de policía porque fue detenido por faltas administrativas relacionadas con su estado alcohólico, enfrentar a los acreedores que pretenden cobrar deudas que contrajo estando ebrio o para cubrir los daños que hizo; la lista es interminable.

El caso del hijo (a) de una persona alcohólica merece una mención especial. Cuando se trata de un niño o un adolescente, es frecuente que asuma el papel de padre o madre de su progenitor. De esta manera, cuando cuida al alcohólico se invierten los roles en la familia: cuida quien tiene edad para ser cuidado. Lo que parece “madurez" en un niño o adolescente es en realidad una renuncia a los derechos del hijo propios de su infancia, con la intención de conservar sobrio o por lo menos atendido al adulto que debería estar cuidándolo y protegiéndolo.

Lo primero que se debe hacer es informar al familiar que el alcoholismo sólo puede ser controlado por quien lo que padece y para ello existen las instancias anteriormente mencionadas, si bien el alcohólico hará o no hará algo por controlarse, sólo cuando lo decida, si es que lo hace.

Posteriormente se abre la posibilidad de que el familiar que asiste a la primera consulta sea atendido para la solución de su propio problema como co-dependiente. Para ello se evalúa la conveniencia de incluir a otros miembros de la familia; la psicoterapia se enfoca a que las lesiones emocionales de los familiares de alcohólicos disminuyan, independientemente de si el alcohólico deja o no de tomar. La familia no puede controlar la enfermedad de su alcohólico, pero sí puede aprender a vivir en mejores condiciones.

Más información consultar: Psic.Celia González Gómez

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Escrito por

Celia González Gómez

Psicóloga egresada en la facultad de psicología de la UNAM. Más de treinta años de experiencia en ofrecer terapias psicológicas tanto a nivel individual, familiar y de pareja. Su objetivo es ofrecer un ambiente cálido y cómodo para que las personas puedan abrirse y poder acoger sus conocimientos para abordar las problemas que enfrentan en la vida.

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Comentarios 6
  • Cintia

    Muy interesante todo, yo como familiar tengo miedo cuando mi esposo está tomando, es agresivo. Muchas gracias porque sé que se puede controlar con ayuda.

  • Salvador Mejía

    Ayuda porque también soy alcohólico.

  • Maria Guadalupe Benites Loma

    Yo me encuentro lejos, pero quiero ayudar a mi hermano, él es alcohólico, y la vida son mis hijos y estar con ellos. Por lo que veo tiene una fuerte depresión y mi madre no lo entiende, ellos están en Tepic, quiero ayudarlos. Por favor, ayúdenme, porque son parte de mi.

  • Maria Guadalupe Benites Loma

    Entonces mi madre viene siendo una coodependiente, y no quiere ver lo grande del problema.

  • Marisela Valdez Espino

    Mi madre es alcohólica y ya no sabemos qué hacer con ella, necesita ayuda urgente. No reconoce que tenga una enfermedad y eso complica todo, porque no acepta nuestra ayuda. Espero poder contactarla para ver de que manera nos puede ayudar. ¡¡¡Gracias!!!

  • Jose Arturo Peña Montoya

    Quisiera saber si hay o existe un grupo de apoyo por su parte, el texto me parece interesante por que padezco de alcoholismo, me gustaría poderla contactar. Saludos.

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