​Cuando eduques a tu hijo, evita estas 10 frases

A veces los niños pueden sacarnos de casillas, pero antes de gritar piensa si la frase que vas a decir podría empeorarlo todo...

14 JUN 2018 · Lectura: min.
​Cuando eduques a tu hijo, evita estas 10 frases

Una de las preguntas del millón es ¿cómo educar a mis hijos para fomentar su autoestima, pero sin que me colme la paciencia? Nadie dice que la crianza sea fácil y, como no hay un manual perfecto, aprendemos de los errores y aciertos. Sin embargo, todos somos conscientes de que hay frases hirientes y que un niño necesita que se le expliquen las cosas con palabras sencillas y con mucho amor. 

Cada quien educa sus hijos con base en los valores y cultura que posee. Algunos padres hacen lo que pueden y les gustaría poder hacer todo de la mejor manera, pero no siempre es posible. Por diversas rutinas que se tienen que cumplir como el trabajo y los horarios terminan diciendo cosas de las que después se arrepienten.

Por eso les compartimos 10 frases que deben evitar en la educación de sus hijos, basadas en la Disciplina Positiva. Chéquenlas y verán cómo las pueden evitar en el momento preciso, para convertirlas en palabras constructivas:

1. No llores, no exageres

Un niño es un estuche lleno de alegrías, curiosidad, rabia, miedo y tristeza; este tipo de emociones explotan incluso sin tener algo que las justifique, son automáticas y surgen de manera inconsciente, por lo tanto, no juzgues lo que tus hijos te expresan con sus emociones. No sabes el motivo por el cual experimenta determinada emoción. No puedes juzgarlo si tú tampoco tienes una explicación clara de a qué se debe su miedo, su alegría, su tristeza. Pregúntale qué pasa y si tampoco es capaz de decírtelo, es preferible que calles y lo abraces hasta que se calme. Que sepa que cuenta contigo.

2. Tú eres capaz de conseguir todo lo que te propongas

Esta es una frase ambiciosa y dicha con la mejor de las intenciones. Seguro que quieres llenar de confianza a tu hijo pero ¿realmente es cierto que puede lograrlo todo? No puedes asegurar algo cuando no sabes con certeza qué tipo de habilidades y capacidades posee tu hijo. Imagina que él se crea lo que tú le dices, pero no tiene la habilidad para cumplir cierta tarea, ¿no crees que se llevará una gran desilusión cuando no la pueda cumplir? Aplaude sus logros concretos y anímalo a seguir adelante con sus pasiones, pero no pretendas que sea bueno para absolutamente todo.

3. Yo te dedico poco tiempo, pero es de calidad

Aunque esta frase no la digas abiertamente, sí la piensas porque tienes muchas ocupaciones y dedicas muchas horas a trabajar y a desplazarte por la ciudad. Los hijos no saben identificar el "tiempo de calidad"; para ellos lo importante es que tú estés mucho tiempo con ellos sin importar qué tan valioso sea. Ellos aman que tú compartas tiempo con ellos, sin importar si es bueno o malo; adoran estar contigo. Disfruta cada minuto que puedas con ellos y olvídate del celular mientras juegas o conversas.

4. Me tienes cansada, hoy no te conozco

La rutina y la agenda apretada, el estrés laboral, los problemas económicos y familiares, los compromisos sociales y la atención requieren los hijos provoca que, en determinado momento, estallemos. Los papás dicen cosas que llegan a lastimar a sus hijos, como por ejemplo: hoy no te quiero, no tengo tiempo para ti… Esto marca profundamente a los niños porque sienten que si papá o mamá reaccionan así es por su culpa. Ellos no cuestionarán el exceso de trabajo o los problemas de pareja, ellos simplemente escuchan, literal, que están "cansando" a sus padres. ¿Esta es la autoestima que quieres formar?

5. Aprende a hacer las cosas, yo no estaré toda la vida contigo

Sí, es cierto, los papás no estarán presentes en toda la vida de sus hijos; pero, solo se podrán valer por sí solos cuando entiendan el mundo al que se enfrentan. No puedes llegar y decir esta frase a un niño de 7 años cuando indiscutiblemente depende de ti. Lo esencial es que alimentes a sus hijos de destrezas, herramientas y habilidades para que futuro aprendan a solventar sus conflictos y contratiempos.

6. Tu hermano lo hace mejor que tú

¿Por qué nos empeñamos en comparar a nuestros hijos? Una persona con autoestima baja se caracteriza por compararse constantemente y esto se aprende desde la infancia, con este tipo de frases. El comparar a los hijos es el peor error que los padres pueden cometer, porque cada persona lleva un ritmo y desarrollo diferente y único. Al decir este tipo de frases, no solamente haces sentir mal a tus hijos porque crees que son incapaces de superarse, sino que lo dejas en evidencia y lo descalificas. Procura resaltar sus habilidades y animarlo a que mejore en las tareas que más le cuesten.

7. Enloqueces a cualquiera

El estrés lo cargas tú y la culpa no es de tu hijo. Cuando él está contigo quiere contarte cómo le fue, con quién jugó, qué tareas le pusieron, quiere jugar contigo, que te sientes a ver la tele con él o ella, que te intereses por sus cuadernos y también está la parte más desesperante: estar con los niños supone llantos, rabietas, gritos y persecusiones (los niños corren y se mueven mucho). Estallas y desesperas pero por favor, cuida las palabras que le dices en ese momento. 

8. A tu edad, yo ya sabía hacer eso

Cuando tú te criaste eran otros tiempos, ahora tu hijo se está criando en otra generación, no siempre va a ser lo mismo. Es muy cierto, es probable que en la generación tuya o de tus abuelos se exigía mucho más, pero hoy en día existen diferencias muy marcadas. Comprende que los tiempos han cambiado; es mejor que te dediques a hablar con tu hijo de las habilidades y dificultades que posee y visualiza el contexto en el que se encuentra. 

9. Porque lo digo yo, y punto

Esta frase se dice en el momento de máxima desesperación cuando ya no encontramos otra forma de explicar que queremos que nos hagan caso. Es comprensible pero no es deseable. Piensa que tus hijos ahora son niños pero pronto serán adolescentes y te podrán aplicar la misma: "lo hago así porque me da la gana, y punto". Aunque cueste un poquito más  y te tengas que armar de mucha paciencia, intenta explicar a tus hijos el por qué de una orden o de una decisión. Que entiendan que tú tienes la autoridad pero también los argumentos para controlar la situación. 

10. Eres un niño/a malo/a

No, no lo es. Simplemente se ha portado mal o no ha obedecido. La generalización cala muy hondo en el cerebro y nos creemos que por una acción equivocada, tod está mal en nosotros. El regaño tiene que ser puntual y la conversación tiene que girar en torno a lo que se hizo mal, no a toda la personalidad del niño. 

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