¿Copia barata yo?... ¡Jamás!
Asumir responsabilidades de nuestra conducta nos lleva a ser más capaces de entender a los otros sin juzgarlos, potenciando así nuestros propios recursos de crecimiento y madurez emocional.
Las presiones y el estrés que nos ofrece la vida moderna, va minando nuestra existencia cada día, saturados de problemas agobiantes que nos distorsionan la forma de pensar, sentir y actuar en nuestras interacciones con el entorno: Los malos hábitos, costumbres, vicios y el estilo de vida desordenado, caótico y frecuente que se convierte en el principal impedimento para crecer y madurar interiormente.
Es una especie de auto-saboteo agotar los recursos personales en cosas banales, superfluas, carentes de sentido y compromiso, perdiendo el rumbo en cada noche desvelada, y llevando al olvido el pesado baúl de la esperanza desgastada por tanto dolor, tanta carencia y por tanto inútil sufrimiento. ¡Todo un desperdicio de vida!
Y la verdad de todo esto, es que cuando llegamos a este mundo, el mundo ya estaba hecho, y no traíamos bajo el brazo, ninguna torta (como se asegura), ni un manual sobre cómo vivir la vida. Nadie nos enseñó a pensar, ni a sentir, ni a vivir objetivamente… ¡Aprendimos por imitación! Y nos convertimos en copias baratas de otras copias de ocasión: Tatarabuelos, Bisabuelos, Abuelos, padres, hijos, nietos… extrapolando conductas añejas y pasajeras de generación en generación, y haciendo cada vez más ilegible nuestra pobre existencia humana, ¡Mi alma original se ha extinguido!
Aquí la genética y el ambiente tienen mucho que ver: Y escuchamos a veces decir: "Eres igualito(a) a tu padre", "De tal palo, tal astilla", "Hijo de tigre, tigrito", o, "Hijo de dragón, dragoncito", ¡Caray, es cierto!, si estamos repitiendo por una parte una buena dosis de ADN y también todos los patrones conductuales aprendidos desde nuestra primera infancia y seguimos aprendiendo más tarde de nuestro ambiente, de nuestra cultura, de nuestro entorno y se repite con justa razón en el tiempo y todos los entornos: "El individuo es producto de su medio", pero resulta que no todos los individuos hoy quieren ni están dispuestos a ser producto de su entorno.. ¡Se rebelan!, ¡Se emancipan!, ¡Se liberan de su sistema de creencias antiguas e ideas rancias y caducas!, ¡Se sueltan de imposiciones e introyectos milenarios!, Se desligan y se independizan emocionalmente para ser genuinos, para ser autónomos y sólidos e inteligentemente adultos en todo sentido, desvinculados de toda esclavitud oscura.
Estar poco orgullosos entonces de nuestro linaje ancestral, implica por lo tanto aprender a decodificar lo aprendido, o desaprender todo lo que nos fue introyectado por nuestros programadores, padres o tutores formadores, pero que definitivamente no nos pertenece, y no es parte de nuestro formato original: "Siempre tengo que complacer a mis padres o abuelos por no tener problemas con ellos", "Toda la vida tengo que otorgarle concesiones a mi pareja por no tener fricciones", "Tengo que obedecer a mi jefe, o perderé mi trabajo", "Es costumbre lo que tengo que hacer porque todos lo hacen y si dejo de hacerlo seré rechazado(a)" ¿O será que tengo que hacer lo que la sociedad me demanda solamente para ser aceptado(a)?, y lo que yo quiero ¿Qué?, ¿Acaso no cuento?, ¿No es importante lo que yo pienso, siento o quiero desde mi propio derecho a la individualidad?
Rescatar valores por supuesto que es importante, pero que sean propios y no aprendidos. Esto nos conlleva a asomarnos a la lógica del Dr. Albert Ellis Psicoterapeuta norteamericano 1913-2007), en su postulado titulado TREC (Teoría Racional Emotiva Conductual) basada en sus tres asunciones filosóficas que tienen su origen en la toma de conciencia de las propias creencias irracionales disfunsionales y su cuestionamiento cognitivo-emotivo-conductual, para dar lugar a nuevas filosofías más eficaces de afrontamiento racional. Las tres filosofías básicas de afrontamiento racional del Dr. Albert Ellis, son las siguientes:
1.- Auto-aceptación incondicional (AI): Evaluar y valorar nuestros pensamientos, emociones y conductas en relación con los objetivos básicos de mantenernos en una vida feliz, consiguiendo nuestros objetivos, independientemente de si otras personas nos aceptan o no.
2.- Aceptación incondicional del otro (AIO): Valorar lo que otras personas piensan, sienten o hacen en función de los estándares de la sociedad "bueno" o "malo", aunque no estemos de acuerdo con ello, pues se trata de no juzgar a la persona, sino a sus conductas reprobatorias.
3.- Aceptación incondicional de la vida (AIV): Valorar las circunstancias de nuestra vida y las de la comunidad en la que vivimos sin etiquetarlas como "buenas", o "malas", sino aprender de ellas, tal como lo expusiera el gran teólogo estadounidense Dr. Karl Paul Reinhold Niebuhr, autor de la oración de la serenidad: "Debemos intentar modificar las circunstancias desagradables que podamos cambiar, tener la serenidad necesaria para aceptar las que no se pueden cambiar, y la sabiduría necesaria para poder diferenciarlas"
El anterior, es un enfoque terapéutico que nos enseña cómo controlar nuestro destino emocional y cómo podemos rechazar tenazmente amargarnos la vida con cualquier cosa (¡Sí, cualquier cosa!), por tonta que sea, ayudándonos a definir lo que podemos hacer con lo que tenemos ahora, pero también a potenciar nuestras áreas o zonas de oportunidad, aumentando la posibilidades de autocontrol con una visión más clara y objetiva, con un pensar más alto y un sentir más hondo. De esta manera, se aprenderá también a asumir responsabilidades por nuestra conducta, en lugar de evadirse culpando a nuestros padres o a nuestro entorno social, por haber seguido sus absurdas enseñanzas.
Si no sabes cómo hacerlo, acude a tu psicólogo de confianza para que te oriente hacia ti mismo(a) y tus recursos personales, para que te facilite el camino hacia tus mejores opciones de cambio replanteándote la posibilidad de realizar una nueva versión de ti mismo(a) y dejes de ser una copia barata de todos los demás. ¡Vamos, anímate!, inténtalo… ¿Cómo saber de lo que eres capaz, si ni siquiera lo intentas?, A ver… Y si te equivocas ¿Qué? Lo vuelves a intentar, una y otra y todas las veces que sean necesarias, después de todo ¿Quién dijo o dónde está escrito que debamos ser perfectos?
Las informaciones publicadas por Psico.mx no sustituyen en ningún caso la relación entre el paciente y su psicólogo. Psico.mx no hace apología de ningún tratamiento específico, producto comercial o servicio.
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD