Conoce cuál es la delgada línea entre el amor y el apego

El apego se caracteriza por la costumbre, el miedo a la soledad, y la codependencia. No podemos asumir la vida sin el otro porque nos aterra encontrarnos con nosotros mismos.

2 ENE 2020 · Lectura: min.
Conoce cuál es la delgada línea entre el amor y el apego

Cuando permanecemos en una relación durante largo tiempo de a poco nos damos cuenta de que las emociones  del comienzo se transformaron, las mariposas en el estómago parecen haber desaparecido, en la cotidianidad suele reinar la calma donde antes nos llenábamos de planes. Puede que nos alarme la idea de que ya no estemos enamorados y a la vez nos aterra pensar la posibilidad de la separación.

Cada pareja es un mundo, a pesar de que existen pautas para darnos cuenta de qué nos está pasando. El estado de enamoramiento propio del idilio de los comienzos es solo eso, la etapa de una relación donde dos personas se encantan una a la otra y cada vez que se ven pareciera ser un paseo al parque de diversiones. Cuando esta etapa termina –y es bueno que así sea para retomar el ritmo de la propia vida- aparece el momento de calma donde seguros de la relación nuestras emociones encuentran sosiego y el vínculo con la pareja se “normaliza”.

Cuando el vínculo se prolonga durante años y no nos detenemos a pensar qué es lo que sentimos por el otro; sobre todo cuando hemos ido renunciando a nuestros espacios fuera de la pareja, deberíamos prender la alarma: puede que hayamos construido desde el apego y no desde el amor.

¿Cómo diferenciar amor de apego?        

El amor, más allá del tiempo que haya pasado, se vive como una liberación para ambos miembros de la pareja. Permite que busquen sus propios espacios lejos uno del otro sin sentir miedo al abandono o la traición.

El apego tiene como principales características la costumbre, el miedo a la soledad, y la codependencia. No soportamos estar lejos del otro porque no estamos seguros en la relación que construimos. No podemos asumir la vida sin él; pero lo que en realidad nos aterra es encontrarnos a solas con nosotros mismos.

Características del apego

  • Es egoísta. Al apego no le importan los proyectos o las expectativas de la pareja. Solo busca mantenerla cerca aunque esto implique que ella abandone una carrera universitaria, sus amistades, o una propuesta laboral. El amor buscaría la felicidad del otro encontrando la forma de que ninguno renuncie a sus sueños.
  • Controla. El apego quiere saber todo de la pareja, en todo momento. Controla sus salidas, sus entradas, sus amistades, y viola todos sus espacios personales, no dejando lugar al desarrollo individual. El amor por el contrario siempre es liberador, respeta los espacios propios de cada uno y da aire al otro para tener planes que no incluyan a ambos. Se basa en la confianza. 
  • Obstaculiza. El apego genera un vínculo de codependencia o dependencia emocional en donde no podemos tomar decisiones propias, por estar siempre esperando la opinión de la pareja. Todo lo que hacemos está condicionado por la dinámica del otro. El amor acompaña, escucha, planifica de a dos, no pone piedras en el camino.  
  • Es  egocéntrico. Con apego queremos al otro como una posesión, no soportamos que lleve una vida independiente de nosotros y menos aún que se relacione socialmente. El ego es aquello que creemos que los demás piensan de nosotros; y cuando consideramos que la persona que tenemos al lado nos pertenece, solo estamos ante el reflejo de nuestras inseguridades y frustraciones. El amor favorece la autoestima, que es la manera en que nos autopercibimos, y no necesita, sino desea.

¿Cómo desapegarnos?

  • Alimenta el amor propio. No busques que el otro llene tus vacíos emocionales. Si no estás a gusto contigo mismo difícilmente puedas exigirle al otro que te otorgue esa felicidad que no encuentras. No es justo que pidas lo que tú no puedes generar y menos aún que responsabilices a tu pareja de no sentirte satisfecho. La felicidad o infelicidad que sentimos cuando amamos no proviene de afuera sino de adentro.
  • Brinda sin esperar recibir. Simplemente entrega lo que tienes desinteresadamente: atención, amistad, escucha, ayuda. La recompensa llegará sola, porque en la medida que entregues afecto la persona que te acompaña sabrá entregar con la misma intensidad.
  • No idolatres. Acepta de tu pareja lo positivo y lo negativo. Sé realista, nadie es perfecto, y con el paso del tiempo ambos mostrarán sus flaquezas, cayendo como un castillo de naipes la imagen errada que tenías; llenándote de frustración.
  • Interrógate. ¿Cuando están juntos sientes deseo y alegría o la necesidad de estar allí?  ¿Están pendientes uno del otro dejando de lado los espacios propios? ¿O se preocupan del bienestar de ambos pero se dan aire para realizar actividades cada uno por su lado? ¿Conversan acerca de las vivencias de ambos o se interrogan basados en la desconfianza? ¿Me gustaría que se realice con éxito su proyecto tan esperado o en silencio deseo que siga en esa rutina que nos brinda seguridad a pesar de la insatisfacción?  

Si tienes dudas acerca de tu relación de amor o de apego, es importante que prestes atención a tus actitudes con el otro y también a cómo te sientes en relación a las actitudes de él. No es sano quedarnos amarrados a vínculos dependientes emocionalmente, porque de todas maneras, éstos no son eternos. 

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